GINEBRA – Durante los últimos tres años la pandemia de COVID-19 dominó los titulares y estimuló la investigación científica: expertos de todo el mundo centraron los recursos y las tecnologías potencialmente útiles en el problema. Aunque el centro de la atención se alejó ligeramente de ella, la COVID-19 sigue estando dentro de las prioridades mundiales, a veces en detrimento de enfermedades infecciosas vinculadas con la pobreza que afectan principalmente al Sur Global. Por ejemplo, se estima que por la malaria murieron 619 000 personas —la mayoría de ellas, niños del África subsahariana— en 2021, cuando hubo 247 millones de casos en el mundo.
GINEBRA – Durante los últimos tres años la pandemia de COVID-19 dominó los titulares y estimuló la investigación científica: expertos de todo el mundo centraron los recursos y las tecnologías potencialmente útiles en el problema. Aunque el centro de la atención se alejó ligeramente de ella, la COVID-19 sigue estando dentro de las prioridades mundiales, a veces en detrimento de enfermedades infecciosas vinculadas con la pobreza que afectan principalmente al Sur Global. Por ejemplo, se estima que por la malaria murieron 619 000 personas —la mayoría de ellas, niños del África subsahariana— en 2021, cuando hubo 247 millones de casos en el mundo.