PARÍS – Un año después de las protestas de los gilets jaunes (chalecos amarillos) desencadenadas por la propuesta del impuesto a los combustibles, Francia enfrenta otra crisis, esta vez por la reforma jubilatoria. Las manifestaciones masivas llevan más de 50 días sin pausas, ni siquiera por Navidad y Nochebuena. Las huelgas interrumpieron el funcionamiento de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, por su sigla en francés) y de la red de autobuses y subterráneos RATP, generando pérdidas de más de 1000 millones de EUR (1100 millones de USD) para esas empresas. La huelga en el sistema de transporte ya llegó a su fin, pero la confrontación dista de haber terminado.
PARÍS – Un año después de las protestas de los gilets jaunes (chalecos amarillos) desencadenadas por la propuesta del impuesto a los combustibles, Francia enfrenta otra crisis, esta vez por la reforma jubilatoria. Las manifestaciones masivas llevan más de 50 días sin pausas, ni siquiera por Navidad y Nochebuena. Las huelgas interrumpieron el funcionamiento de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, por su sigla en francés) y de la red de autobuses y subterráneos RATP, generando pérdidas de más de 1000 millones de EUR (1100 millones de USD) para esas empresas. La huelga en el sistema de transporte ya llegó a su fin, pero la confrontación dista de haber terminado.