LONDRES – Este año se celebra el vigésimo aniversario de la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonales de las Naciones Unidas. Desde que el tratado entró en vigencia, los conflictos armados en África y otras partes han disminuido marcadamente, y la democratización, de la mano del monitoreo internacional, ha conducido a una reducción del uso de minas terrestres y otros artefactos explosivos improvisados (IED por su sigla en inglés) en todo el mundo. Al mismo tiempo, individuos y organizaciones inspiradores han seguido explorando entornos difíciles para asistir a las víctimas y limpiar los campos minados.
LONDRES – Este año se celebra el vigésimo aniversario de la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonales de las Naciones Unidas. Desde que el tratado entró en vigencia, los conflictos armados en África y otras partes han disminuido marcadamente, y la democratización, de la mano del monitoreo internacional, ha conducido a una reducción del uso de minas terrestres y otros artefactos explosivos improvisados (IED por su sigla en inglés) en todo el mundo. Al mismo tiempo, individuos y organizaciones inspiradores han seguido explorando entornos difíciles para asistir a las víctimas y limpiar los campos minados.