NUEVA YORK – Benyamin Netanyahu ha demostrado que las encuestas de opinión se equivocaron: no una vez, sino dos. En las semanas y los días inmediatamente anteriores a las elecciones de Israel, se predecía su derrota de forma generalizada. Después, en las horas posteriores a la votación, las encuestas a la salida de los colegios electorales indicaban la paridad entre su partido Likud y la Unión Sionista, de centro izquierda, encabezada por su principal rival, Yitzhak Herzog, con una ligera ventaja para el bloque de derechas. Varias horas después de que se cerraran los colegios electorales, resultó que el Likud era el gran vencedor, al conseguir treinta de los ciento veinte escaños del Knesset, frente a veinticuatro de la Unión Sionista.
NUEVA YORK – Benyamin Netanyahu ha demostrado que las encuestas de opinión se equivocaron: no una vez, sino dos. En las semanas y los días inmediatamente anteriores a las elecciones de Israel, se predecía su derrota de forma generalizada. Después, en las horas posteriores a la votación, las encuestas a la salida de los colegios electorales indicaban la paridad entre su partido Likud y la Unión Sionista, de centro izquierda, encabezada por su principal rival, Yitzhak Herzog, con una ligera ventaja para el bloque de derechas. Varias horas después de que se cerraran los colegios electorales, resultó que el Likud era el gran vencedor, al conseguir treinta de los ciento veinte escaños del Knesset, frente a veinticuatro de la Unión Sionista.