OXFORD – En medio de las crecientes divisiones y disputas comerciales en la cumbre del G7 que se celebró este mes, se hizo categóricamente evidente que existe una ruptura de la gobernanza global. Ya no se puede contar con Estados Unidos para preservar, y mucho menos para hacer cumplir, las normas existentes; y, no se puede suponer, en general, que los países lleguen a acuerdos, y mucho menos se adhieran a un conjunto común de normas. ¿Significa esto que el orden mundial basado en reglas está condenado al fracaso?
OXFORD – En medio de las crecientes divisiones y disputas comerciales en la cumbre del G7 que se celebró este mes, se hizo categóricamente evidente que existe una ruptura de la gobernanza global. Ya no se puede contar con Estados Unidos para preservar, y mucho menos para hacer cumplir, las normas existentes; y, no se puede suponer, en general, que los países lleguen a acuerdos, y mucho menos se adhieran a un conjunto común de normas. ¿Significa esto que el orden mundial basado en reglas está condenado al fracaso?