NUEVA DELHI – India, con 968 millones de votantes inscritos, actualmente lleva a cabo el mayor ejercicio de derechos democráticos del mundo. En términos generales, se espera que gane el partido gobernante Bharatiya Janata (BJP) del primer ministro Narendra Modi -el partido político más grande del mundo.
El BJP ha llegado a dominar el panorama electoral de India por varias razones: se centró incansablemente en construir su fuerza organizacional, promovió la meritocracia dentro de sus filas, amplió su base de votantes y entregó beneficios a los pobres de manera eficiente.
El BJP, un partido socialmente conservador pero económicamente de centro, se creóformalmente en 1980, aunque sus raíces vienen del Bharatiya Jana Sangh, un partido que surgió en los años 1950 con la intención de ofrecer una alternativa nacionalista hindú de laissez-faire para la mentalidad socialista prevaleciente de esa época. El BJP ha estado en el poder aproximadamente 19 de los 77 años transcurridos desde la independencia india: tres años a partir de 1977, 13 días en 1996, un año en 1998, cinco años a contar desde 1999 y diez años desde 2014. En consecuencia, ha conservado el ADN de un contendiente, a pesar de ganar 292 de los 543 escaños del Lok Sabha en las elecciones de 2019, cuando el Congreso Nacional Indio, el segundo partido más grande, ganó apenas 51.
Después de dejar huella en el parlamento a fines de los años 1960, el BJP conformó el primer gobierno de la historia no presidido por el Congreso a fines de los años 1970, luego de la suspensión de las libertades civiles de Indira Gandhi. Debido a los importantes acontecimientos sociológicos que tuvieron lugar a fines de los años 1980, los partidos regionales basados en castas comenzaron a ganar terreno. El Congreso había puesto en peligro su posición al adoptar repetidamente posturas políticas erráticas, y el mensaje religioso del BJP lo ayudó a unir a la sociedad hindú, lo que resultó en el primer gobierno no encabezado por el Congreso que durara un mandato completo.
Los últimos diez años vieron un patrón similar. En 2014, el vacío creado por la complacencia al interior del Congreso y los desafíos relacionados con la sucesión en los partidos regionales permitieron que el BJP se convirtiera en el primer partido en ganar una mayoría absoluta en el Lok Sabha desde 1984. De ahí en más, construyó gradualmente una posición casi hegemónica.
En un país dominado por dinastías políticas, el BJP se destaca por su compromiso con la meritocracia. En el ciclo de elecciones parlamentarias de este año, reemplazó aproximadamente una cuarta parte de sus legisladores actuales por nuevos candidatos, demostrando tanto un conocimiento detallado de la dinámica electoral como una capacidad para tomar decisiones difíciles. Esta rotación regular mantiene a todos en alerta y protege al partido de cualquier captura por parte de grupos reducidos.
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Si bien hace 30 años el BJP estaba principalmente respaldado por hindúes privilegiados, urbanos y de clase media alta, desde entonces ha construido una base política más amplia. En 2019, ganó el 37,6% del voto rural, el 32,9% del voto semi-rural, el 36% del voto de menores ingresos y el 33-48% del voto de diversas castas inferiores. Estos resultados reflejan el trabajo preliminar de la madre ideológica del partido, la Rashtriya Swayamsevak Sangh, una organización fundada en 1925 para defender una visión de India como “nación hindú” y que combina un ala parlamentaria voluntaria con rehabilitación económica y trabajo social comunitarios.
Sin embargo, a pesar de su agenda explícitamente nacionalista hindú y su amordazamiento de la comunidad musulmana, el BJP también ha aumentado su porcentaje de votantes entre las minorías religiosas. Mientras que solo el 4% de los musulmanes votó por el partido en 2009, esa cifra escaló al 9% en 2014 y al 19% en 2019, comparado con el 30% en el caso del Congreso ese año, mientras que el resto fue a manos de partidos regionales fragmentados.
El programa de beneficios directos de India es, por lejos, el motivo más tangible del enorme poder de atracción que ejerce el BJP. En 2023, el gobierno distribuyó 60.000 millones de dólares a más de 900 millones de beneficiarios, a través de 4.900 millones de transacciones que involucraron 315 programas de gobierno y 54 ministerios. Esto representa un cambio considerable respecto de 40 años atrás, cuando el primer ministro Rajiv Gandhi se quejaba de que solo el 15% del gasto del gobierno indio en programas de asistencia llegaba a los beneficiarios deseados.
Son pocos los analistas que aprecian los esfuerzos conscientes que hacen los líderes del BJP para seguir el ritmo de los acontecimientos en el terreno. En 2014, el partido instituyó su política Sahyog, por la cual ministros en funciones se ponen a disposición en las oficinas centrales del partido, para que los miembros del personal puedan interactuar con ellos de manera directa. Unas 200 personas participan en estas reuniones a diario, ofreciendo comentarios directos y eliminando las distorsiones que surgen de las múltiples capas organizacionales.
El BJP también ofrece una fuerte narrativa aspiracional. El gobierno de Modi ha fomentado un espíritu de “sí se puede” con inversiones generalizadas en infraestructura que incluyen la construcción de 75 nuevos aeropuertos en los últimos diez años, la cumbre del G20 del año pasado que fue exhibida por todo el país y una meta para el PIB de 5 billones de dólares. India ahora es mucho más prominente en el escenario mundial, y esto ha cautivado la imaginación nacional.
La operación de campaña del BJP no escatima esfuerzos. Hay encuestadores a los que se les asignan listas de votantes individuales a quienes deben apuntar, convertir y movilizar. En cada distrito, unas 18-20 furgonetas con megáfonos emiten el mensaje del partido, inclusive en pequeños poblados de apenas 2.000 habitantes. La base de datos de “conoce a tu cliente” del partido haría que muchas empresas multinacionales sintieran vergüenza.
Modi amplifica las fortalezas del BJP. Es el primer ministro más carismático en la memoria reciente y ejerce un control firme de todas las cuestiones. Estos atributos lo han convertido en uno de los líderes más populares del mundo, con una tasa de aprobación del 78%, según Morning Consult. Las bancas parlamentarias se ganan en su nombre. En la elección de 2019, los miembros que se pasaron de partidos rivales al BJP ganaron el 56,52% de las veces, comparado con el 14,9% de quienes se fueron a otros partidos.
Muchas de las fortalezas del BJP también son motivos de crítica: su ideología nacionalista lo vuelve sesgado, su mentalidad contrincante tiene ribetes ásperos, la popularidad de Modi puede derivar en arrogancia y sus cuadros se pueden convertir en motivo de rigidez organizacional. El BJP necesitará resguardarse de las patologías propias de estar en el poder, para no empezar a parecerse al Congreso, un partido político que alguna vez fue importante y cuya relevancia hoy es cuestionada por muchos. Cuando el BJP piense en su legado, debería internalizar un antiguo proverbio indio: “Los fuertes se desmoronan desde el interior”.
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NUEVA DELHI – India, con 968 millones de votantes inscritos, actualmente lleva a cabo el mayor ejercicio de derechos democráticos del mundo. En términos generales, se espera que gane el partido gobernante Bharatiya Janata (BJP) del primer ministro Narendra Modi -el partido político más grande del mundo.
El BJP ha llegado a dominar el panorama electoral de India por varias razones: se centró incansablemente en construir su fuerza organizacional, promovió la meritocracia dentro de sus filas, amplió su base de votantes y entregó beneficios a los pobres de manera eficiente.
El BJP, un partido socialmente conservador pero económicamente de centro, se creóformalmente en 1980, aunque sus raíces vienen del Bharatiya Jana Sangh, un partido que surgió en los años 1950 con la intención de ofrecer una alternativa nacionalista hindú de laissez-faire para la mentalidad socialista prevaleciente de esa época. El BJP ha estado en el poder aproximadamente 19 de los 77 años transcurridos desde la independencia india: tres años a partir de 1977, 13 días en 1996, un año en 1998, cinco años a contar desde 1999 y diez años desde 2014. En consecuencia, ha conservado el ADN de un contendiente, a pesar de ganar 292 de los 543 escaños del Lok Sabha en las elecciones de 2019, cuando el Congreso Nacional Indio, el segundo partido más grande, ganó apenas 51.
Después de dejar huella en el parlamento a fines de los años 1960, el BJP conformó el primer gobierno de la historia no presidido por el Congreso a fines de los años 1970, luego de la suspensión de las libertades civiles de Indira Gandhi. Debido a los importantes acontecimientos sociológicos que tuvieron lugar a fines de los años 1980, los partidos regionales basados en castas comenzaron a ganar terreno. El Congreso había puesto en peligro su posición al adoptar repetidamente posturas políticas erráticas, y el mensaje religioso del BJP lo ayudó a unir a la sociedad hindú, lo que resultó en el primer gobierno no encabezado por el Congreso que durara un mandato completo.
Los últimos diez años vieron un patrón similar. En 2014, el vacío creado por la complacencia al interior del Congreso y los desafíos relacionados con la sucesión en los partidos regionales permitieron que el BJP se convirtiera en el primer partido en ganar una mayoría absoluta en el Lok Sabha desde 1984. De ahí en más, construyó gradualmente una posición casi hegemónica.
En un país dominado por dinastías políticas, el BJP se destaca por su compromiso con la meritocracia. En el ciclo de elecciones parlamentarias de este año, reemplazó aproximadamente una cuarta parte de sus legisladores actuales por nuevos candidatos, demostrando tanto un conocimiento detallado de la dinámica electoral como una capacidad para tomar decisiones difíciles. Esta rotación regular mantiene a todos en alerta y protege al partido de cualquier captura por parte de grupos reducidos.
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Si bien hace 30 años el BJP estaba principalmente respaldado por hindúes privilegiados, urbanos y de clase media alta, desde entonces ha construido una base política más amplia. En 2019, ganó el 37,6% del voto rural, el 32,9% del voto semi-rural, el 36% del voto de menores ingresos y el 33-48% del voto de diversas castas inferiores. Estos resultados reflejan el trabajo preliminar de la madre ideológica del partido, la Rashtriya Swayamsevak Sangh, una organización fundada en 1925 para defender una visión de India como “nación hindú” y que combina un ala parlamentaria voluntaria con rehabilitación económica y trabajo social comunitarios.
Sin embargo, a pesar de su agenda explícitamente nacionalista hindú y su amordazamiento de la comunidad musulmana, el BJP también ha aumentado su porcentaje de votantes entre las minorías religiosas. Mientras que solo el 4% de los musulmanes votó por el partido en 2009, esa cifra escaló al 9% en 2014 y al 19% en 2019, comparado con el 30% en el caso del Congreso ese año, mientras que el resto fue a manos de partidos regionales fragmentados.
El programa de beneficios directos de India es, por lejos, el motivo más tangible del enorme poder de atracción que ejerce el BJP. En 2023, el gobierno distribuyó 60.000 millones de dólares a más de 900 millones de beneficiarios, a través de 4.900 millones de transacciones que involucraron 315 programas de gobierno y 54 ministerios. Esto representa un cambio considerable respecto de 40 años atrás, cuando el primer ministro Rajiv Gandhi se quejaba de que solo el 15% del gasto del gobierno indio en programas de asistencia llegaba a los beneficiarios deseados.
Son pocos los analistas que aprecian los esfuerzos conscientes que hacen los líderes del BJP para seguir el ritmo de los acontecimientos en el terreno. En 2014, el partido instituyó su política Sahyog, por la cual ministros en funciones se ponen a disposición en las oficinas centrales del partido, para que los miembros del personal puedan interactuar con ellos de manera directa. Unas 200 personas participan en estas reuniones a diario, ofreciendo comentarios directos y eliminando las distorsiones que surgen de las múltiples capas organizacionales.
El BJP también ofrece una fuerte narrativa aspiracional. El gobierno de Modi ha fomentado un espíritu de “sí se puede” con inversiones generalizadas en infraestructura que incluyen la construcción de 75 nuevos aeropuertos en los últimos diez años, la cumbre del G20 del año pasado que fue exhibida por todo el país y una meta para el PIB de 5 billones de dólares. India ahora es mucho más prominente en el escenario mundial, y esto ha cautivado la imaginación nacional.
La operación de campaña del BJP no escatima esfuerzos. Hay encuestadores a los que se les asignan listas de votantes individuales a quienes deben apuntar, convertir y movilizar. En cada distrito, unas 18-20 furgonetas con megáfonos emiten el mensaje del partido, inclusive en pequeños poblados de apenas 2.000 habitantes. La base de datos de “conoce a tu cliente” del partido haría que muchas empresas multinacionales sintieran vergüenza.
Modi amplifica las fortalezas del BJP. Es el primer ministro más carismático en la memoria reciente y ejerce un control firme de todas las cuestiones. Estos atributos lo han convertido en uno de los líderes más populares del mundo, con una tasa de aprobación del 78%, según Morning Consult. Las bancas parlamentarias se ganan en su nombre. En la elección de 2019, los miembros que se pasaron de partidos rivales al BJP ganaron el 56,52% de las veces, comparado con el 14,9% de quienes se fueron a otros partidos.
Muchas de las fortalezas del BJP también son motivos de crítica: su ideología nacionalista lo vuelve sesgado, su mentalidad contrincante tiene ribetes ásperos, la popularidad de Modi puede derivar en arrogancia y sus cuadros se pueden convertir en motivo de rigidez organizacional. El BJP necesitará resguardarse de las patologías propias de estar en el poder, para no empezar a parecerse al Congreso, un partido político que alguna vez fue importante y cuya relevancia hoy es cuestionada por muchos. Cuando el BJP piense en su legado, debería internalizar un antiguo proverbio indio: “Los fuertes se desmoronan desde el interior”.