EL CAIRO/GINEBRA – En los últimos años el cambio climático se ha convertido en una de las principales causas de emigración. Los cambios en los patrones climáticos, sumados a la creciente intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos, han afectado a millones de personas en todo el mundo, planteando una amenaza significativa para sus vidas y sustento.
En marzo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC) publicó el Sexto informe de evaluación (AR6), que revela que por cada grado Celsius que aumenten las temperaturas mundiales se prevé un aumento de aproximadamente el 50 % en los desplazamientos involuntarios por inundaciones. En el África subsahariana, el sur asiático y América Latina, las catástrofes climáticas de lenta evolución, como el estrés hídrico, la pérdida de cosechas y el aumento del nivel del mar podrían obligar a entre 31 y 72 millones de personas a desplazarse para 2050, en un escenario de poco calentamiento. En un escenario de calentamiento elevado, la cantidad de personas desplazadas podría dispararse a entre 90 y 143 millones. En el África subsahariana, los desplazamientos relacionados con las inundaciones podrían aumentar entre el 200 % y el 600 % para la década de 2070, de acuerdo con la tasa de crecimiento de la población y los aumentos de temperatura previstos, de entre 1,6 °C y 2,6° C.
Aunque el Sur Global se verá afectado en una proporción mucho mayor por los efectos catastróficos del cambio climático, ninguna región del mundo es inmune. La crisis climática tendrá implicaciones de largo alcance para la estabilidad, la seguridad y el desarrollo sostenible mundiales; no solo afectará a los países de origen de los migrantes, sino también a los de tránsito y destino.
La Presidencia de la COP 27 y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se han comprometido a abordar el desafío de las migraciones causadas por el clima con el objetivo de promover un mundo más justo y equitativo. Durante este último año colaboramos con gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, otras agencias de la ONU y diversas partes interesadas para desarrollar y fomentar enfoques sostenibles para la movilidad relacionada con el clima, incluidos los desplazamientos.
Para reducir los efectos negativos del cambio climático que obligan a los migrantes a dejar sus países de origen, defendemos la implementación completa del Pacto Mundial para la Migración. Con el apoyo de la OIM, la presidencia de la COP 27 destacó programas egipcios como las Respuestas climáticas para mantener la paz (Climate Responses for Sustaining Peace) y la Iniciativa para la vida decente (Decent Life Initiative) como modelos que se podrían replicar en todo el mundo. Juntas, esas iniciativas ofrecen una guía para el desarrollo sostenible y permiten a los gobiernos mejorar el nivel de vida y mantener la paz frente a las amenazas relacionadas con el clima. Hemos promocionado activamente esas iniciativas en diversos foros, formales e informales, entre ellos, el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo.
Ciertamente, aún falta mucho por hacer. Para abordar la urgente amenaza que implica el cambio climático, la comunidad internacional debe apoyar las campañas de adaptación, especialmente en el Sur Global. Fortalecer la resiliencia es fundamental para empoderar a las poblaciones en la toma de decisiones informadas a la hora de relocalizarse o quedarse donde están. Para ello, sin embargo, hay que financiar de manera inmediata y sustancial las iniciativas de adaptación, entre ellas, el tan ansiado Fondo para Pérdidas y Daños para los países en desarrollo, anunciado en la COP27 de Sharm el-Sheij. Otros pasos cruciales son garantizar la complementariedad y accesibilidad de los instrumentos para el financiamiento climático, e incorporar a las cuestiones relacionadas con la movilidad humana en las negociaciones climáticas.
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A medida que nos acercamos a la COP28 debemos centrarnos en las migraciones y desplazamientos relacionados con el clima, y desarrollar soluciones concretas que promuevan la seguridad y el bienestar de las comunidades y las personas afectadas. Para ello hay que apoyar la implementación de iniciativas eficaces y la integración de las perspectivas y experiencias de los migrantes en los procesos de toma de decisiones.
El cambio climático suele exacerbar los desafíos y las vulnerabilidades existentes, obligando a las comunidades a enfrentar crisis compuestas. Es, por lo tanto, fundamental que reconozcamos y abordemos estos factores subyacentes, incluidos los conflictos, la pobreza y la desigualdad. Para ello debemos adoptar un enfoque holístico que fomente la paz y la seguridad, reduzca la pobreza y la desigualdad, y promueva el desarrollo sostenible.
El desplazamiento de personas es un desafío complejo y de enormes proporciones, que requiere una respuesta integral y coordinada, que considere el futuro. Ampliando la cooperación internacional podemos mejorar significativamente la vida y el sustento de quienes deben desplazarse por las catástrofes climáticas, y desarrollar soluciones sostenibles que les permitan reconstruir sus comunidades y contribuir a su desarrollo. Este enfoque no solo es lo correcto, sino también un paso fundamental para construir un futuro más pacífico, justo y sostenible para todos.
Lo que está en juego por la crisis climática actual es obvio, o debiera serlo. Especialmente en la región del Mediterráneo, los cambios ambientales devastadores no son nada nuevo: la evidencia histórica sugiere que los eventos climáticos extremos pueden haber causado desplazamientos masivos y conducido a la caída de grandes civilizaciones durante lo que ahora conocemos como el colapso de la Edad Tardía del Bronce.
Para abordar con eficacia los desplazamientos relacionados con el clima debemos antes entender y reconocer la escala y complejidad del desafío. Solo entonces podremos reconocer la necesidad de involucrar a todas las partes interesadas relevantes para desarrollar soluciones proactivas y sostenibles, evitar los efectos catastróficos del cambio climático y crear un mundo tanto próspero como justo.
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In 2024, global geopolitics and national politics have undergone considerable upheaval, and the world economy has both significant weaknesses, including Europe and China, and notable bright spots, especially the US. In the coming year, the range of possible outcomes will broaden further.
offers his predictions for the new year while acknowledging that the range of possible outcomes is widening.
EL CAIRO/GINEBRA – En los últimos años el cambio climático se ha convertido en una de las principales causas de emigración. Los cambios en los patrones climáticos, sumados a la creciente intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos, han afectado a millones de personas en todo el mundo, planteando una amenaza significativa para sus vidas y sustento.
En marzo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC) publicó el Sexto informe de evaluación (AR6), que revela que por cada grado Celsius que aumenten las temperaturas mundiales se prevé un aumento de aproximadamente el 50 % en los desplazamientos involuntarios por inundaciones. En el África subsahariana, el sur asiático y América Latina, las catástrofes climáticas de lenta evolución, como el estrés hídrico, la pérdida de cosechas y el aumento del nivel del mar podrían obligar a entre 31 y 72 millones de personas a desplazarse para 2050, en un escenario de poco calentamiento. En un escenario de calentamiento elevado, la cantidad de personas desplazadas podría dispararse a entre 90 y 143 millones. En el África subsahariana, los desplazamientos relacionados con las inundaciones podrían aumentar entre el 200 % y el 600 % para la década de 2070, de acuerdo con la tasa de crecimiento de la población y los aumentos de temperatura previstos, de entre 1,6 °C y 2,6° C.
Aunque el Sur Global se verá afectado en una proporción mucho mayor por los efectos catastróficos del cambio climático, ninguna región del mundo es inmune. La crisis climática tendrá implicaciones de largo alcance para la estabilidad, la seguridad y el desarrollo sostenible mundiales; no solo afectará a los países de origen de los migrantes, sino también a los de tránsito y destino.
La Presidencia de la COP 27 y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se han comprometido a abordar el desafío de las migraciones causadas por el clima con el objetivo de promover un mundo más justo y equitativo. Durante este último año colaboramos con gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, otras agencias de la ONU y diversas partes interesadas para desarrollar y fomentar enfoques sostenibles para la movilidad relacionada con el clima, incluidos los desplazamientos.
Para reducir los efectos negativos del cambio climático que obligan a los migrantes a dejar sus países de origen, defendemos la implementación completa del Pacto Mundial para la Migración. Con el apoyo de la OIM, la presidencia de la COP 27 destacó programas egipcios como las Respuestas climáticas para mantener la paz (Climate Responses for Sustaining Peace) y la Iniciativa para la vida decente (Decent Life Initiative) como modelos que se podrían replicar en todo el mundo. Juntas, esas iniciativas ofrecen una guía para el desarrollo sostenible y permiten a los gobiernos mejorar el nivel de vida y mantener la paz frente a las amenazas relacionadas con el clima. Hemos promocionado activamente esas iniciativas en diversos foros, formales e informales, entre ellos, el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo.
Ciertamente, aún falta mucho por hacer. Para abordar la urgente amenaza que implica el cambio climático, la comunidad internacional debe apoyar las campañas de adaptación, especialmente en el Sur Global. Fortalecer la resiliencia es fundamental para empoderar a las poblaciones en la toma de decisiones informadas a la hora de relocalizarse o quedarse donde están. Para ello, sin embargo, hay que financiar de manera inmediata y sustancial las iniciativas de adaptación, entre ellas, el tan ansiado Fondo para Pérdidas y Daños para los países en desarrollo, anunciado en la COP27 de Sharm el-Sheij. Otros pasos cruciales son garantizar la complementariedad y accesibilidad de los instrumentos para el financiamiento climático, e incorporar a las cuestiones relacionadas con la movilidad humana en las negociaciones climáticas.
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El cambio climático suele exacerbar los desafíos y las vulnerabilidades existentes, obligando a las comunidades a enfrentar crisis compuestas. Es, por lo tanto, fundamental que reconozcamos y abordemos estos factores subyacentes, incluidos los conflictos, la pobreza y la desigualdad. Para ello debemos adoptar un enfoque holístico que fomente la paz y la seguridad, reduzca la pobreza y la desigualdad, y promueva el desarrollo sostenible.
El desplazamiento de personas es un desafío complejo y de enormes proporciones, que requiere una respuesta integral y coordinada, que considere el futuro. Ampliando la cooperación internacional podemos mejorar significativamente la vida y el sustento de quienes deben desplazarse por las catástrofes climáticas, y desarrollar soluciones sostenibles que les permitan reconstruir sus comunidades y contribuir a su desarrollo. Este enfoque no solo es lo correcto, sino también un paso fundamental para construir un futuro más pacífico, justo y sostenible para todos.
Lo que está en juego por la crisis climática actual es obvio, o debiera serlo. Especialmente en la región del Mediterráneo, los cambios ambientales devastadores no son nada nuevo: la evidencia histórica sugiere que los eventos climáticos extremos pueden haber causado desplazamientos masivos y conducido a la caída de grandes civilizaciones durante lo que ahora conocemos como el colapso de la Edad Tardía del Bronce.
Para abordar con eficacia los desplazamientos relacionados con el clima debemos antes entender y reconocer la escala y complejidad del desafío. Solo entonces podremos reconocer la necesidad de involucrar a todas las partes interesadas relevantes para desarrollar soluciones proactivas y sostenibles, evitar los efectos catastróficos del cambio climático y crear un mundo tanto próspero como justo.
Traducción al español por Ant-Translation