BRUSELAS – La crisis de Crimea desatada por la intervención de Rusia en Ucrania se ve desacertadamente como el comienzo de una segunda Guerra Fría. Sin embargo, si bien las consecuencias del desafío de Vladimir Putin a las leyes y la opinión pública internacionales serán muy distintas de la larga campaña de la Unión Soviética por derrotar al capitalismo, no hay lugar a dudas de que los efectos colaterales geopolíticos tendrán un alcance similar o mayor.
BRUSELAS – La crisis de Crimea desatada por la intervención de Rusia en Ucrania se ve desacertadamente como el comienzo de una segunda Guerra Fría. Sin embargo, si bien las consecuencias del desafío de Vladimir Putin a las leyes y la opinión pública internacionales serán muy distintas de la larga campaña de la Unión Soviética por derrotar al capitalismo, no hay lugar a dudas de que los efectos colaterales geopolíticos tendrán un alcance similar o mayor.