Cuando Nikolas Sarkozy pasó a ser Presidente de Francia, declaró que su país volvía a ocupar una posición central en Europa. Desde entonces, Sarkozy se ha lanzado a la brecha política europea. Su energía, combinada con el talento negociador de la canciller alemana Angela Merkel, superó el antagonismo a un nuevo tratado para la reforma y volvió a poner a la Unión Europea en marcha después de dos años de una indecisión incapacitante, pero ese triunfo indicó sólo un regreso parcial al redil europeo. Ahora los franceses deben aclarar sus actitudes ambiguas para con Europa, que han afectado a las políticas nacionales durante decenios.
Cuando Nikolas Sarkozy pasó a ser Presidente de Francia, declaró que su país volvía a ocupar una posición central en Europa. Desde entonces, Sarkozy se ha lanzado a la brecha política europea. Su energía, combinada con el talento negociador de la canciller alemana Angela Merkel, superó el antagonismo a un nuevo tratado para la reforma y volvió a poner a la Unión Europea en marcha después de dos años de una indecisión incapacitante, pero ese triunfo indicó sólo un regreso parcial al redil europeo. Ahora los franceses deben aclarar sus actitudes ambiguas para con Europa, que han afectado a las políticas nacionales durante decenios.