CAMBRIDGE – China fue por varias décadas un ejemplo brillante de cómo capitalizar la globalización para acelerar el crecimiento económico interno y el desarrollo. Pero ahora corre riesgo de convertirse en un cuento moralizante sobre lo que ocurre cuando se maneja mal el cambio de la globalización de benéfico viento de cola a disruptivo viento de frente.
CAMBRIDGE – China fue por varias décadas un ejemplo brillante de cómo capitalizar la globalización para acelerar el crecimiento económico interno y el desarrollo. Pero ahora corre riesgo de convertirse en un cuento moralizante sobre lo que ocurre cuando se maneja mal el cambio de la globalización de benéfico viento de cola a disruptivo viento de frente.