PARÍS – Los mercados financieros se animaron a partir de julio con la esperanza de que las perspectivas económicas y geopolíticas mundiales no empeoraran o, si lo hiciesen, los bancos centrales estuvieran preparados para respaldar las economías y los mercados con nuevas rondas de facilitación de liquidez y de relajación cuantitativa. Así, pues, no sólo las noticias buenas –o mejores de lo esperado– impulsaron a los mercados, sino que, además, incluso las malas noticias han sido buenas, porque aumentan la probabilidad de que bomberos de los bancos centrales como el Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Ben Bernanke, y el Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, apaguen el fuego con cubos de efectivo.
PARÍS – Los mercados financieros se animaron a partir de julio con la esperanza de que las perspectivas económicas y geopolíticas mundiales no empeoraran o, si lo hiciesen, los bancos centrales estuvieran preparados para respaldar las economías y los mercados con nuevas rondas de facilitación de liquidez y de relajación cuantitativa. Así, pues, no sólo las noticias buenas –o mejores de lo esperado– impulsaron a los mercados, sino que, además, incluso las malas noticias han sido buenas, porque aumentan la probabilidad de que bomberos de los bancos centrales como el Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Ben Bernanke, y el Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, apaguen el fuego con cubos de efectivo.