NUEVA YORK.– La grave situación económica en que se encontró inmersa la mayor parte de los países ricos en 2011 no resultó meramente de fuerzas económicas impersonales, sino en gran medida de las políticas implementadas, o no implementadas, por los líderes mundiales. De hecho, la notable unanimidad que prevaleció en la primera fase de la crisis financiera que comenzó en 2008, y que culminó con el rescate de $1 billón de dólares diseñado para la reunión en Londres del G-20 en abril de 2009, se disipó hace ya bastante tiempo. Ahora hay luchas burocráticas internas y errores por doquier.
NUEVA YORK.– La grave situación económica en que se encontró inmersa la mayor parte de los países ricos en 2011 no resultó meramente de fuerzas económicas impersonales, sino en gran medida de las políticas implementadas, o no implementadas, por los líderes mundiales. De hecho, la notable unanimidad que prevaleció en la primera fase de la crisis financiera que comenzó en 2008, y que culminó con el rescate de $1 billón de dólares diseñado para la reunión en Londres del G-20 en abril de 2009, se disipó hace ya bastante tiempo. Ahora hay luchas burocráticas internas y errores por doquier.