BRUSELAS – El único resultado claro de la reciente cumbre Unión Europea-China ha sido la magnitud de la pérdida de reputación de la UE. De ser el experimento político más admirado en todo el mundo y gozar de un respeto generalizado y de cierta capacidad de dirección en materia de asuntos normativos, como los relativos a las consecuencias mundiales del cambio climático y la lucha contra la pobreza en el Tercer Mundo, la posición de la Unión entre las potencias en ascenso del mundo ha quedado brutalmente degradada. Su nueva reputación es la de una zona de poco crecimiento y cuyos gobiernos miembros se han apartado de la cooperación en pro de una táctica de tan estrechas miras como la de buscar el beneficio propio aun empobreciendo al vecino, que está poniendo en peligro el euro.
BRUSELAS – El único resultado claro de la reciente cumbre Unión Europea-China ha sido la magnitud de la pérdida de reputación de la UE. De ser el experimento político más admirado en todo el mundo y gozar de un respeto generalizado y de cierta capacidad de dirección en materia de asuntos normativos, como los relativos a las consecuencias mundiales del cambio climático y la lucha contra la pobreza en el Tercer Mundo, la posición de la Unión entre las potencias en ascenso del mundo ha quedado brutalmente degradada. Su nueva reputación es la de una zona de poco crecimiento y cuyos gobiernos miembros se han apartado de la cooperación en pro de una táctica de tan estrechas miras como la de buscar el beneficio propio aun empobreciendo al vecino, que está poniendo en peligro el euro.