CAMBRIDGE.– Europa se debate contra las inevitables consecuencias negativas de imponer una única moneda en un conjunto muy heterogéneo de países. Pero la crisis presupuestaria griega y el riesgo de insolvencia en Italia y España son tan solo una parte del problema causado por la moneda única. La fragilidad de los bancos europeos más importantes, las altas tasas de desocupación y el elevado desequilibrio comercial intraeuropeo (el superávit de 200 miles de millones de dólares en la cuenta corriente de Alemania respecto del déficit combinado de 300 miles de millones en el resto de la eurozona) también son un reflejo del uso del euro.
CAMBRIDGE.– Europa se debate contra las inevitables consecuencias negativas de imponer una única moneda en un conjunto muy heterogéneo de países. Pero la crisis presupuestaria griega y el riesgo de insolvencia en Italia y España son tan solo una parte del problema causado por la moneda única. La fragilidad de los bancos europeos más importantes, las altas tasas de desocupación y el elevado desequilibrio comercial intraeuropeo (el superávit de 200 miles de millones de dólares en la cuenta corriente de Alemania respecto del déficit combinado de 300 miles de millones en el resto de la eurozona) también son un reflejo del uso del euro.