El progreso económico de largo plazo proviene principalmente de los inventos y de la difusión de tecnologías mejoradas. La revolución científica fue posible por la prensa, la revolución industrial por la máquina de vapor, y la India se libró de las hambrunas por el aumento de la producción agrícola -la llamada " revolución verde". La era actual de la globalización surgió con la propagación de las computadoras y el internet. De esta manera, cuando buscamos soluciones a algunos de los problemas más difíciles del mundo es muy probable que también se encuentren, al menos en parte, en tecnologías nuevas que puedan resolver problemas viejos aparentemente irresolubles.
Consideremos la pobreza en África. Se han dado todas las explicaciones concebibles, que normalmente se centran en lo que los africanos hacen mal. Pero una visita por los pueblos de África deja claro que los problemas tienen más qué ver con la lucha por la supervivencia en condiciones físicas difíciles que con cualquier problema especial único de las sociedades africanas.
Los agricultores africanos producen aproximadamente una tercera parte o menos de alimentos por hectárea de tierra cultivable que sus contrapartes alrededor del mundo, lo que da como resultado una hambruna masiva que se agrava por una pesada carga de enfermedades. La malaria plantea un reto único, que se debe en gran parte a las especies africanas de mosquitos, especialmente aptas para transmitir enfermedades. De modo parecido, otras enfermedades tropicales parasitarias significan cargas extraordinarias en África. Sumemos las dificultades prácticas de las malas condiciones de los caminos y la escasez de autos y camiones y lo que sigue es el aislamiento económico. Así, los retos a la supervivencia son enormes.
Con todo, las soluciones prácticas están a la mano porque la tecnología simple y de bajo costo puede tratar problemas específicos. Las reducidas producciones agrícolas se pueden solucionar con semillas mejoradas especialmente adaptadas a las condiciones africanas junto con tecnologías para la renovación del suelo y la administración del agua.
La malaria se puede controlar con los nuevos diseños de redes de larga duración contra mosquitos y con una nueva generación de medicinas efectivas. Otras enfermedades tropicales también se pueden controlar, y se pueden reducir las enfermedades diarreicas con tecnologías prácticas para agua potable. Los teléfonos celulares, el internet local inalámbrico y más caminos pavimentados podrían ayudar en mucho para romper el aislamiento económico de las aldeas africanas.
Los países donadores incesantemente piden a los africanos que cambien sus políticas comerciales, sus instituciones gubernamentales, su administración pública y más. Algunos de esos cambios son importantes pero el papel de los países ricos ha sido desequilibrado al enfocarse en todo excepto en cómo financiar e introducir tecnología práctica para resolver problemas prácticos. Los errores de los países ricos no importarían si los países africanos tuvieran suficiente dinero para adoptar las tecnologías necesarias por sí mismos, pero África es tan pobre que debe obtener ayuda financiera para escapar de la pobreza.
Los retos al desarrollo en África son sólo un ejemplo de cómo los problemas sociales difíciles pueden abordarse a través del diseño y propagación de tecnologías mejoradas. Lo mismo se podrá decir del modo en que el mundo resuelva de la mejor manera el cambio climático generado por el hombre -otro de los problemas globales aparentemente irresolubles.
Ahora mismo, los países ricos están modificando el clima mundial al emitir cada año miles de millones de toneladas de dióxido de carbono por el uso de carbón, petróleo y gas natural. En años futuros, China y la India también contribuirán masivamente al incremento del dióxido de carbono en la atmósfera. Con todo, ningún país, rico o pobre, está dispuesto a reducir el uso de energía por la preocupación de que al hacerlo se arriesgarían los empleos, los ingresos y el crecimiento económico.
Las nuevas tecnologías serán una parte clave de la solución. Los automóviles "híbridos" que ya combinan gasolina y baterías pueden casi duplicar el rendimiento de combustible y reducir las emisiones de dióxido de carbono a la mitad. De igual manera, los ingenieros han desarrollado maneras de capturar el dióxido de carbono resultante de la combustión del carbón en las plantas de energía y almacenarlo de forma segura bajo tierra. Esta nueva técnica llamada "captura y secuestración del carbono" puede reducir en un 80% el dióxido de carbono que se emite durante la producción de electricidad. El costo parece relativamente bajo.
Consideremos también el agotamiento de los recursos pesqueros marinos por la sobrepesca. La demanda global de consumo de pescado está creciendo y también la capacidad para capturarlo, lo que ha llevado a que algunas especies casi se extingan. La acuacultura mejorada, en donde se crían los peces en estanques hechos por el hombre, está lejos todavía de ser una tecnología perfecta, principalmente por razones ambientales, pero aun así es muy prometedora.
En una visita reciente a África, un importante agrónomo dijo que en el mundo actual el científico está más cerca que nunca del agricultor, pero más lejos que nunca de los que elaboran las políticas. Los políticos no entienden la ciencia, y rara vez buscan el consejo de los científicos y los ingenieros para atender asuntos importantes. Todo se ve como política y votos, no como problemas técnicos que requieren habilidades técnicas, por lo que la pobreza en África se atribuye tan frecuentemente a la corrupción más que a los retos ecológicos.
Es fácil descartar la sugerencia de que la tecnología puede ser la solución. Después de todo, el avance tecnológico también requiere de un buen gobierno, fuerzas del mercado, universidades efectivas y más. La política todavía tendrá un papel.
No obstante, es tiempo de reconocer que los gobiernos están mal equipados para entender los sofisticados retos tecnológicos a que se enfrenta el mundo y las oportunidades que se le presentan, y que se necesitan nuevas formas para asegurarse de que la ciencia y la tecnología tengan la importancia requerida para atender una amplia gama de problemas globales cada vez más urgentes. Ahora es tiempo de que toda agencia internacional importante y todos los gobiernos nacionales asuman su responsabilidad de obtener las habilidades técnicas y científicas que van a necesitar en el siglo XXI.
El progreso económico de largo plazo proviene principalmente de los inventos y de la difusión de tecnologías mejoradas. La revolución científica fue posible por la prensa, la revolución industrial por la máquina de vapor, y la India se libró de las hambrunas por el aumento de la producción agrícola -la llamada " revolución verde". La era actual de la globalización surgió con la propagación de las computadoras y el internet. De esta manera, cuando buscamos soluciones a algunos de los problemas más difíciles del mundo es muy probable que también se encuentren, al menos en parte, en tecnologías nuevas que puedan resolver problemas viejos aparentemente irresolubles.
Consideremos la pobreza en África. Se han dado todas las explicaciones concebibles, que normalmente se centran en lo que los africanos hacen mal. Pero una visita por los pueblos de África deja claro que los problemas tienen más qué ver con la lucha por la supervivencia en condiciones físicas difíciles que con cualquier problema especial único de las sociedades africanas.
Los agricultores africanos producen aproximadamente una tercera parte o menos de alimentos por hectárea de tierra cultivable que sus contrapartes alrededor del mundo, lo que da como resultado una hambruna masiva que se agrava por una pesada carga de enfermedades. La malaria plantea un reto único, que se debe en gran parte a las especies africanas de mosquitos, especialmente aptas para transmitir enfermedades. De modo parecido, otras enfermedades tropicales parasitarias significan cargas extraordinarias en África. Sumemos las dificultades prácticas de las malas condiciones de los caminos y la escasez de autos y camiones y lo que sigue es el aislamiento económico. Así, los retos a la supervivencia son enormes.
Con todo, las soluciones prácticas están a la mano porque la tecnología simple y de bajo costo puede tratar problemas específicos. Las reducidas producciones agrícolas se pueden solucionar con semillas mejoradas especialmente adaptadas a las condiciones africanas junto con tecnologías para la renovación del suelo y la administración del agua.
La malaria se puede controlar con los nuevos diseños de redes de larga duración contra mosquitos y con una nueva generación de medicinas efectivas. Otras enfermedades tropicales también se pueden controlar, y se pueden reducir las enfermedades diarreicas con tecnologías prácticas para agua potable. Los teléfonos celulares, el internet local inalámbrico y más caminos pavimentados podrían ayudar en mucho para romper el aislamiento económico de las aldeas africanas.
Los países donadores incesantemente piden a los africanos que cambien sus políticas comerciales, sus instituciones gubernamentales, su administración pública y más. Algunos de esos cambios son importantes pero el papel de los países ricos ha sido desequilibrado al enfocarse en todo excepto en cómo financiar e introducir tecnología práctica para resolver problemas prácticos. Los errores de los países ricos no importarían si los países africanos tuvieran suficiente dinero para adoptar las tecnologías necesarias por sí mismos, pero África es tan pobre que debe obtener ayuda financiera para escapar de la pobreza.
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Los retos al desarrollo en África son sólo un ejemplo de cómo los problemas sociales difíciles pueden abordarse a través del diseño y propagación de tecnologías mejoradas. Lo mismo se podrá decir del modo en que el mundo resuelva de la mejor manera el cambio climático generado por el hombre -otro de los problemas globales aparentemente irresolubles.
Ahora mismo, los países ricos están modificando el clima mundial al emitir cada año miles de millones de toneladas de dióxido de carbono por el uso de carbón, petróleo y gas natural. En años futuros, China y la India también contribuirán masivamente al incremento del dióxido de carbono en la atmósfera. Con todo, ningún país, rico o pobre, está dispuesto a reducir el uso de energía por la preocupación de que al hacerlo se arriesgarían los empleos, los ingresos y el crecimiento económico.
Las nuevas tecnologías serán una parte clave de la solución. Los automóviles "híbridos" que ya combinan gasolina y baterías pueden casi duplicar el rendimiento de combustible y reducir las emisiones de dióxido de carbono a la mitad. De igual manera, los ingenieros han desarrollado maneras de capturar el dióxido de carbono resultante de la combustión del carbón en las plantas de energía y almacenarlo de forma segura bajo tierra. Esta nueva técnica llamada "captura y secuestración del carbono" puede reducir en un 80% el dióxido de carbono que se emite durante la producción de electricidad. El costo parece relativamente bajo.
Consideremos también el agotamiento de los recursos pesqueros marinos por la sobrepesca. La demanda global de consumo de pescado está creciendo y también la capacidad para capturarlo, lo que ha llevado a que algunas especies casi se extingan. La acuacultura mejorada, en donde se crían los peces en estanques hechos por el hombre, está lejos todavía de ser una tecnología perfecta, principalmente por razones ambientales, pero aun así es muy prometedora.
En una visita reciente a África, un importante agrónomo dijo que en el mundo actual el científico está más cerca que nunca del agricultor, pero más lejos que nunca de los que elaboran las políticas. Los políticos no entienden la ciencia, y rara vez buscan el consejo de los científicos y los ingenieros para atender asuntos importantes. Todo se ve como política y votos, no como problemas técnicos que requieren habilidades técnicas, por lo que la pobreza en África se atribuye tan frecuentemente a la corrupción más que a los retos ecológicos.
Es fácil descartar la sugerencia de que la tecnología puede ser la solución. Después de todo, el avance tecnológico también requiere de un buen gobierno, fuerzas del mercado, universidades efectivas y más. La política todavía tendrá un papel.
No obstante, es tiempo de reconocer que los gobiernos están mal equipados para entender los sofisticados retos tecnológicos a que se enfrenta el mundo y las oportunidades que se le presentan, y que se necesitan nuevas formas para asegurarse de que la ciencia y la tecnología tengan la importancia requerida para atender una amplia gama de problemas globales cada vez más urgentes. Ahora es tiempo de que toda agencia internacional importante y todos los gobiernos nacionales asuman su responsabilidad de obtener las habilidades técnicas y científicas que van a necesitar en el siglo XXI.