COPENHAGUE – Los estrategas políticos pueden pergeñar muchas excusas para no invertir en proyectos de ayuda y desarrollo global. Hace tres semanas, me sumé a un grupo de cinco premios Nobel y tres distinguidos economistas para echar por tierra una de estas excusas, proporcionando información sobre dónde el dinero puede hacer el bien de la manera más eficiente.
Para cada cuestión que examinamos, nos concentramos en la relación entre costos y beneficios. Para guiar nuestro pensamiento, nos preguntamos: si nos sobraran, digamos, 75.000 millones de dólares para gastar, ¿dónde podríamos lograr el bien de manera más eficiente? Pusimos cada desafío en igualdad de condiciones. El sensacionalismo de los medios masivos sobre algunos problemas fue considerado irrelevante.
En la parte inferior de nuestra lista figuraban las inversiones menos costo-efectivas que el mundo podía hacer, mientras que los mejores lugares donde invertir el dinero figuraban en la parte superior. El lugar más bajo (ver la lista) quedó en manos de la reducción del cambio climático a través de recortes en las emisiones de dióxido de carbono. Esta conclusión se basó, en parte, en la investigación realizada por un prestigioso autor para el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático -el grupo que compartió el premio Nobel de la Paz el año pasado-, quien observó que invertir 800.000 millones de dólares en el transcurso de 100 años sólo en mitigar las emisiones reduciría los aumentos inevitables de temperatura en apenas 0,2 grados Celsius para fin de este siglo. Aunque tomáramos en cuenta parte del daño ambiental fundamental causado por el calentamiento, perderíamos dinero en la inversión, al ser los retornos de apenas 685.000 millones de dólares.
Eso no implica que el planeta deba ignorar el cambio climático. Una mejor respuesta sería aumentar drásticamente la investigación y desarrollo en el terreno de una energía de baja emisión de dióxido de carbono -una opción que se ganó una respetuosa ubicación en la mitad de nuestra lista-. Tiene poco sentido que el mundo se empobrezca adoptando una solución pobre para un problema cuando existen desafíos más apremiantes que se pueden resolver con una menor inversión.
De la misma manera, le adjudicamos una baja calificación a las soluciones para el desafío de la contaminación atmosférica exterior. Muchas medidas utilizadas en el mundo desarrollado para reducir la contaminación atmosférica causada por los vehículos -entre ellas, los filtros de partículas y los esquemas de "inspección y mantenimiento"- son prohibitivas en términos de costos en el mundo en desarrollo.
Podríamos obtener beneficios un tanto mayores si nos concentráramos en la contaminación atmosférica interior. Un millón y medio de personas mueren cada año como consecuencia de la utilización de combustible sólido en estufas sin una buena ventilación. Mejorar las estufas de la mitad de la gente afectada costaría 2.300 millones de dólares.
Nuestras soluciones mejor posicionadas correspondían a zonas de las que no se oye hablar demasiado. Intervenciones poco atractivas como la eliminación de gusanos les permitiría a los niños estar mejor alimentados; reducir el costo de la escolaridad beneficiaría a los niños y a las naciones.
Llegamos a la conclusión de que se podrían obtener beneficios elevados a partir del suministro de micronutrientes -especialmente vitamina A y zinc- a los niños mal alimentados en el sur de Asia y en la zona subsahariana de Africa. Los micronutrientes ayudan a impedir la muerte neonatal. El costo es mínimo: llegar al 80% de los aproximadamente 140 millones de niños desnutridos del mundo requeriría un compromiso de alrededor de 60 millones de dólares anualmente, mientras que las ganancias económicas llegarían a despejar 1.000 millones de dólares al año.
Proporcionar hierro y sal yodada es otra inversión significativa. Fortificar los productos con hierro cuesta apenas 0,12 dólar por persona, por año. Sabemos que una deficiencia de hierro deriva en problemas cognitivos y de desarrollo. Por 286 millones de dólares podríamos obtener sal yodada y alimentos básicos fortificados para el 80% de las personas en las áreas más afectadas, siendo los beneficios aproximadamente nueve veces superiores a esa suma.
Una solución diferente es la eliminación de las barreras comerciales. Incluso teniendo en cuenta los costos de los perdedores a corto plazo (digamos, determinadas industrias o trabajadores con ciertas capacidades), los beneficios generales pueden ser importantes a largo plazo. A menos que las economías de los países en desarrollo sigan creciendo, seguirán empantanadas en la pobreza. Al reducir las barreras comerciales, aumentará el ingreso per capita, lo que les permitirá a los países pobres abordar otros problemas por sí solos.
Este fue el segundo Consenso de Copenhague. Si bien nuestras soluciones que peor calificaron ocuparon más o menos el mismo lugar que hace cuatro años, el elemento mejor posicionado en 2004, la prevención del VHI/SIDA, esta vez calificó mas bajo debido al progreso realizado desde entonces.
Este proyecto ofrece una base sólida para poder medir y comparar diferentes usos de los escasos recursos. Podría resultar apropiado hablar sólo sobre un par de los desafíos a los que se enfrenta el mundo, pero podríamos lograr mucho más si nos concentráramos primero en dónde sería más racional invertir nuestro dinero.
JERARQUIZACION DE LAS INVERSIONES MUNDIALES
1. Suplementos de micronutrientes para niños (vitamina A y zinc)
2. La agenda de desarrollo de Doha
3. Fortificación de micronutrientes (hierro y sal yodada)
4. Una mayor cobertura de inmunización para los niños
5. Mejoramiento de la tecnología agrícola
6. Eliminación de gusanos y otros programas de nutrición en las escuelas
7. Reducción del precio de la escolaridad
8. Incremento y mejoramiento de la educación de las nenas pagándoles a las madres para que las manden a la escuela
9. Promoción de la nutrición a nivel comunitario
10. Respaldo del papel reproductivo de la mujer a fin de reducir la desigualdad de género
11. Drogas de bajo costo para ataques cardíacos para los países en desarrollo
12. Prevención y tratamiento de la malaria
13. Identificación y tratamiento de la tuberculosis
14. Investigación y desarrollo en tecnologías de energía de baja emisión de dióxido de carbono para combatir el calentamiento global
15. Filtros Bio-sand para el tratamiento del agua en los hogares
16. Bombas y pozos para mejorar la disponibilidad de agua en las zonas rurales
17. Transferencias de dinero condicionales para aumentar la cantidad de niños que reciben educación
18. Fuerzas de paz en situaciones post-conflicto para reducir el riesgo de una guerra civil
19. Un paquete preventivo combinado para el VIH
20. Una campaña sanitaria completa para reducir la cantidad de áreas de “defecación al aire libre”
21. Mejoramiento de la capacidad quirúrgica a nivel de los hospitales de distrito
22. Microfinanciamiento a las mujeres para reducir la desigualdad de género
23. Un mayor control de las estufas a fin de reducir la contaminación ambiental interior
24. Una represa grande y de propósitos múltiples en Africa para mejorar la disponibilidad de agua
25. Inspección y mantenimiento de los vehículos de diésel para reducir la contaminación ambiental exterior
26. Diésel de bajo contenido de sulfuro para vehículos en arterias urbanas a fin de reducir la contaminación ambiental exterior
27. Tecnología de control de partículas de vehículos diésel para reducir la contaminación ambiental exterior
28. Impuesto al tabaco para reducir las enfermedades cardíacas y el cáncer
29. Un paquete de investigación y desarrollo y atenuación a fin de combatir el calentamiento global
30. Atenuación de las emisiones de carbono para reducir el calentamiento global
COPENHAGUE – Los estrategas políticos pueden pergeñar muchas excusas para no invertir en proyectos de ayuda y desarrollo global. Hace tres semanas, me sumé a un grupo de cinco premios Nobel y tres distinguidos economistas para echar por tierra una de estas excusas, proporcionando información sobre dónde el dinero puede hacer el bien de la manera más eficiente.
Para cada cuestión que examinamos, nos concentramos en la relación entre costos y beneficios. Para guiar nuestro pensamiento, nos preguntamos: si nos sobraran, digamos, 75.000 millones de dólares para gastar, ¿dónde podríamos lograr el bien de manera más eficiente? Pusimos cada desafío en igualdad de condiciones. El sensacionalismo de los medios masivos sobre algunos problemas fue considerado irrelevante.
En la parte inferior de nuestra lista figuraban las inversiones menos costo-efectivas que el mundo podía hacer, mientras que los mejores lugares donde invertir el dinero figuraban en la parte superior. El lugar más bajo (ver la lista) quedó en manos de la reducción del cambio climático a través de recortes en las emisiones de dióxido de carbono. Esta conclusión se basó, en parte, en la investigación realizada por un prestigioso autor para el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático -el grupo que compartió el premio Nobel de la Paz el año pasado-, quien observó que invertir 800.000 millones de dólares en el transcurso de 100 años sólo en mitigar las emisiones reduciría los aumentos inevitables de temperatura en apenas 0,2 grados Celsius para fin de este siglo. Aunque tomáramos en cuenta parte del daño ambiental fundamental causado por el calentamiento, perderíamos dinero en la inversión, al ser los retornos de apenas 685.000 millones de dólares.
Eso no implica que el planeta deba ignorar el cambio climático. Una mejor respuesta sería aumentar drásticamente la investigación y desarrollo en el terreno de una energía de baja emisión de dióxido de carbono -una opción que se ganó una respetuosa ubicación en la mitad de nuestra lista-. Tiene poco sentido que el mundo se empobrezca adoptando una solución pobre para un problema cuando existen desafíos más apremiantes que se pueden resolver con una menor inversión.
De la misma manera, le adjudicamos una baja calificación a las soluciones para el desafío de la contaminación atmosférica exterior. Muchas medidas utilizadas en el mundo desarrollado para reducir la contaminación atmosférica causada por los vehículos -entre ellas, los filtros de partículas y los esquemas de "inspección y mantenimiento"- son prohibitivas en términos de costos en el mundo en desarrollo.
Podríamos obtener beneficios un tanto mayores si nos concentráramos en la contaminación atmosférica interior. Un millón y medio de personas mueren cada año como consecuencia de la utilización de combustible sólido en estufas sin una buena ventilación. Mejorar las estufas de la mitad de la gente afectada costaría 2.300 millones de dólares.
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Nuestras soluciones mejor posicionadas correspondían a zonas de las que no se oye hablar demasiado. Intervenciones poco atractivas como la eliminación de gusanos les permitiría a los niños estar mejor alimentados; reducir el costo de la escolaridad beneficiaría a los niños y a las naciones.
Llegamos a la conclusión de que se podrían obtener beneficios elevados a partir del suministro de micronutrientes -especialmente vitamina A y zinc- a los niños mal alimentados en el sur de Asia y en la zona subsahariana de Africa. Los micronutrientes ayudan a impedir la muerte neonatal. El costo es mínimo: llegar al 80% de los aproximadamente 140 millones de niños desnutridos del mundo requeriría un compromiso de alrededor de 60 millones de dólares anualmente, mientras que las ganancias económicas llegarían a despejar 1.000 millones de dólares al año.
Proporcionar hierro y sal yodada es otra inversión significativa. Fortificar los productos con hierro cuesta apenas 0,12 dólar por persona, por año. Sabemos que una deficiencia de hierro deriva en problemas cognitivos y de desarrollo. Por 286 millones de dólares podríamos obtener sal yodada y alimentos básicos fortificados para el 80% de las personas en las áreas más afectadas, siendo los beneficios aproximadamente nueve veces superiores a esa suma.
Una solución diferente es la eliminación de las barreras comerciales. Incluso teniendo en cuenta los costos de los perdedores a corto plazo (digamos, determinadas industrias o trabajadores con ciertas capacidades), los beneficios generales pueden ser importantes a largo plazo. A menos que las economías de los países en desarrollo sigan creciendo, seguirán empantanadas en la pobreza. Al reducir las barreras comerciales, aumentará el ingreso per capita, lo que les permitirá a los países pobres abordar otros problemas por sí solos.
Este fue el segundo Consenso de Copenhague. Si bien nuestras soluciones que peor calificaron ocuparon más o menos el mismo lugar que hace cuatro años, el elemento mejor posicionado en 2004, la prevención del VHI/SIDA, esta vez calificó mas bajo debido al progreso realizado desde entonces.
Este proyecto ofrece una base sólida para poder medir y comparar diferentes usos de los escasos recursos. Podría resultar apropiado hablar sólo sobre un par de los desafíos a los que se enfrenta el mundo, pero podríamos lograr mucho más si nos concentráramos primero en dónde sería más racional invertir nuestro dinero.
JERARQUIZACION DE LAS INVERSIONES MUNDIALES
1. Suplementos de micronutrientes para niños (vitamina A y zinc)
2. La agenda de desarrollo de Doha
3. Fortificación de micronutrientes (hierro y sal yodada)
4. Una mayor cobertura de inmunización para los niños
5. Mejoramiento de la tecnología agrícola
6. Eliminación de gusanos y otros programas de nutrición en las escuelas
7. Reducción del precio de la escolaridad
8. Incremento y mejoramiento de la educación de las nenas pagándoles a las madres para que las manden a la escuela
9. Promoción de la nutrición a nivel comunitario
10. Respaldo del papel reproductivo de la mujer a fin de reducir la desigualdad de género
11. Drogas de bajo costo para ataques cardíacos para los países en desarrollo
12. Prevención y tratamiento de la malaria
13. Identificación y tratamiento de la tuberculosis
14. Investigación y desarrollo en tecnologías de energía de baja emisión de dióxido de carbono para combatir el calentamiento global
15. Filtros Bio-sand para el tratamiento del agua en los hogares
16. Bombas y pozos para mejorar la disponibilidad de agua en las zonas rurales
17. Transferencias de dinero condicionales para aumentar la cantidad de niños que reciben educación
18. Fuerzas de paz en situaciones post-conflicto para reducir el riesgo de una guerra civil
19. Un paquete preventivo combinado para el VIH
20. Una campaña sanitaria completa para reducir la cantidad de áreas de “defecación al aire libre”
21. Mejoramiento de la capacidad quirúrgica a nivel de los hospitales de distrito
22. Microfinanciamiento a las mujeres para reducir la desigualdad de género
23. Un mayor control de las estufas a fin de reducir la contaminación ambiental interior
24. Una represa grande y de propósitos múltiples en Africa para mejorar la disponibilidad de agua
25. Inspección y mantenimiento de los vehículos de diésel para reducir la contaminación ambiental exterior
26. Diésel de bajo contenido de sulfuro para vehículos en arterias urbanas a fin de reducir la contaminación ambiental exterior
27. Tecnología de control de partículas de vehículos diésel para reducir la contaminación ambiental exterior
28. Impuesto al tabaco para reducir las enfermedades cardíacas y el cáncer
29. Un paquete de investigación y desarrollo y atenuación a fin de combatir el calentamiento global
30. Atenuación de las emisiones de carbono para reducir el calentamiento global