LONDRES – Con persuasión, exhortaciones, procesos legales, presión económica y, a veces, fuerza militar, la política exterior estadounidense afirma la visión de Estados Unidos sobre la forma en que se debe dirigir al mundo. Solo dos países en la historia reciente tuvieron esa ambición de transformar al mundo: Gran Bretaña y EE. UU. En los últimos 150 años fueron los únicos dos países cuyo poder —duro y suave, formal e informal— se extendió por todo el mundo y les permitió plausiblemente aspirar al manto de Roma.
LONDRES – Con persuasión, exhortaciones, procesos legales, presión económica y, a veces, fuerza militar, la política exterior estadounidense afirma la visión de Estados Unidos sobre la forma en que se debe dirigir al mundo. Solo dos países en la historia reciente tuvieron esa ambición de transformar al mundo: Gran Bretaña y EE. UU. En los últimos 150 años fueron los únicos dos países cuyo poder —duro y suave, formal e informal— se extendió por todo el mundo y les permitió plausiblemente aspirar al manto de Roma.