MÚNICH – Por un rato, pareció que la primera ministra británica Theresa May y los parlamentarios que apoyan su gobierno podían decidir el Brexit solos. Por medio de una larga serie de votaciones tácticas y toda clase de trivialidades, y con la alternativa de un Brexit duro “sin acuerdo” pendiendo sobre las cabezas de los parlamentarios como la espada de Damocles, el gobierno de May trató de manipular el resultado final del Brexit. Y por mucho tiempo, la estrategia de la primera ministra engañó al pueblo británico y a Europa.
MÚNICH – Por un rato, pareció que la primera ministra británica Theresa May y los parlamentarios que apoyan su gobierno podían decidir el Brexit solos. Por medio de una larga serie de votaciones tácticas y toda clase de trivialidades, y con la alternativa de un Brexit duro “sin acuerdo” pendiendo sobre las cabezas de los parlamentarios como la espada de Damocles, el gobierno de May trató de manipular el resultado final del Brexit. Y por mucho tiempo, la estrategia de la primera ministra engañó al pueblo británico y a Europa.