NUEVA YORK – Para poner fin a la profunda polarización de Egipto y el derramamiento de sangre en aumento, hay que adoptar una primera medida urgente: restablecer a Mohamed Morsi como Presidente debidamente elegido de Egipto. Su derrocamiento por un golpe militar fue injustificado. Si bien es cierto que millones de manifestantes se opusieron al gobierno de Morsi, ni siquiera las protestas en masa en las calles constituyen una razón válida para dar un golpe militar en nombre del “pueblo”, cuando los resultados de las elecciones han ido repetidas veces en otra dirección.
NUEVA YORK – Para poner fin a la profunda polarización de Egipto y el derramamiento de sangre en aumento, hay que adoptar una primera medida urgente: restablecer a Mohamed Morsi como Presidente debidamente elegido de Egipto. Su derrocamiento por un golpe militar fue injustificado. Si bien es cierto que millones de manifestantes se opusieron al gobierno de Morsi, ni siquiera las protestas en masa en las calles constituyen una razón válida para dar un golpe militar en nombre del “pueblo”, cuando los resultados de las elecciones han ido repetidas veces en otra dirección.