PARÍS – Se suponía que no iba a pasar así. La formación de un nuevo gobierno alemán demoró tanto que, recién después de que la elección general italiana el 4 de marzo resultara en un terremoto político, Francia y Alemania empezaron a trabajar en la reforma de la eurozona. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, ahora han resuelto allanar sus diferencias y ofrecer en julio un plan de ruta conjunto para una reforma. Pero no pueden ignorar los cambios generados por la victoria arrolladora de los partidos anti-sistema de Italia. Hasta entonces, el populismo parecía contenido. Ahora forma parte de la corriente principal.
PARÍS – Se suponía que no iba a pasar así. La formación de un nuevo gobierno alemán demoró tanto que, recién después de que la elección general italiana el 4 de marzo resultara en un terremoto político, Francia y Alemania empezaron a trabajar en la reforma de la eurozona. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, ahora han resuelto allanar sus diferencias y ofrecer en julio un plan de ruta conjunto para una reforma. Pero no pueden ignorar los cambios generados por la victoria arrolladora de los partidos anti-sistema de Italia. Hasta entonces, el populismo parecía contenido. Ahora forma parte de la corriente principal.