ATENAS – El acuerdo para el rescate de Chipre marca una divisoria en el desarrollo de la crisis de la eurozona: la responsabilidad de resolver los problemas de los bancos se transfirió de los contribuyentes a los inversores privados y a los depositantes. Pero las cuantiosas pérdidas que sufrirán los titulares de cuentas en bancos chipriotas atentan contra las garantías de depósito que forman parte de la propuesta de unión bancaria para Europa; al mismo tiempo, los controles al movimiento de capitales debilitarán aun más los cimientos de la unión monetaria. Parece que Europa está dando vueltas como un perro detrás de su cola.
ATENAS – El acuerdo para el rescate de Chipre marca una divisoria en el desarrollo de la crisis de la eurozona: la responsabilidad de resolver los problemas de los bancos se transfirió de los contribuyentes a los inversores privados y a los depositantes. Pero las cuantiosas pérdidas que sufrirán los titulares de cuentas en bancos chipriotas atentan contra las garantías de depósito que forman parte de la propuesta de unión bancaria para Europa; al mismo tiempo, los controles al movimiento de capitales debilitarán aun más los cimientos de la unión monetaria. Parece que Europa está dando vueltas como un perro detrás de su cola.