GINEBRA – Si la pandemia de COVID-19 ha enviado un mensaje al mundo, es que nuestra seguridad es tan precaria como la de los más vulnerables. Quienes no pueden ponerse en cuarentena o recibir tratamiento ponen en peligro sus propias vidas y las de los demás, y si un país no puede contener el virus, los demás están obligados a infectarse, o incluso a reinfectarse. Pero, los sistemas de protección social de todo el mundo están fracasando estrepitosaente a la hora de salvaguardar las vidas y los medios de subsistencia de los grupos vulnerables.
GINEBRA – Si la pandemia de COVID-19 ha enviado un mensaje al mundo, es que nuestra seguridad es tan precaria como la de los más vulnerables. Quienes no pueden ponerse en cuarentena o recibir tratamiento ponen en peligro sus propias vidas y las de los demás, y si un país no puede contener el virus, los demás están obligados a infectarse, o incluso a reinfectarse. Pero, los sistemas de protección social de todo el mundo están fracasando estrepitosaente a la hora de salvaguardar las vidas y los medios de subsistencia de los grupos vulnerables.