ÁMSTERDAM – Los detalles del asesinato brutal y premeditado del periodista saudí Jamal Khashoggi son espeluznantes. Empezando por el lugar: no algún callejón oscuro sino el interior del consulado del país en Estambul. Luego están los supuestos perpetradores: un equipo de 15 miembros que incluía a un médico forense que alguna vez trabajó en Australia y trajo una sierra para huesos y un doble de cuerpo que se puso la ropa de Khashoggi –probablemente cuando todavía estaba tibia- y, como quien no quiere la cosa, se escabulló por la puerta trasera.
ÁMSTERDAM – Los detalles del asesinato brutal y premeditado del periodista saudí Jamal Khashoggi son espeluznantes. Empezando por el lugar: no algún callejón oscuro sino el interior del consulado del país en Estambul. Luego están los supuestos perpetradores: un equipo de 15 miembros que incluía a un médico forense que alguna vez trabajó en Australia y trajo una sierra para huesos y un doble de cuerpo que se puso la ropa de Khashoggi –probablemente cuando todavía estaba tibia- y, como quien no quiere la cosa, se escabulló por la puerta trasera.