EDINBURGO – No se exige a los banqueros que sean artífices de la palabra, en los requisitos para el puesto habitualmente no se incluye la capacidad de crear párrafos elegantes. Hasta hace poco, muchos de los principales responsables de las políticas monetarias se regían por el principio de «lo que no se discute, pronto se olvida». El lema de Montagu Norman, gobernador del Banco de Inglaterra entre 1920 y 1944, era «nunca des explicaciones ni ofrezcas disculpas». De manera similar, Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal de EE. UU., alguna vez observó con orgullo que había «aprendido a farfullar con gran incoherencia».
EDINBURGO – No se exige a los banqueros que sean artífices de la palabra, en los requisitos para el puesto habitualmente no se incluye la capacidad de crear párrafos elegantes. Hasta hace poco, muchos de los principales responsables de las políticas monetarias se regían por el principio de «lo que no se discute, pronto se olvida». El lema de Montagu Norman, gobernador del Banco de Inglaterra entre 1920 y 1944, era «nunca des explicaciones ni ofrezcas disculpas». De manera similar, Alan Greenspan, expresidente de la Reserva Federal de EE. UU., alguna vez observó con orgullo que había «aprendido a farfullar con gran incoherencia».