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Las empresas y la biodiversidad

BONN – En la reunión anual del Foro Económico Mundial celebrada el mes pasado en Davos, la evidencia de las crecientes amenazas que enfrenta la naturaleza y del aporte que esta hace a la humanidad ocupó un lugar mucho más destacado que nunca en la agenda. Los dirigentes empresariales de todo el mundo tienen ante sí la tarea de aceptar esta evidencia y comenzar a actuar como custodios, no saqueadores, de nuestros activos naturales vitales.

La última edición del Informe Global de Riesgos del Foro no se equivoca cuando concluye: “De todos los riesgos, es en relación con el medioambiente donde más se evidencia que el mundo va camino de una catástrofe”. Pero la última encuesta anual de PwC a directores ejecutivos, también publicada en Davos, reveló que los dirigentes empresariales ya no incluyen los problemas medioambientales entre las diez principales amenazas al crecimiento corporativo.

Estos datos reflejan una imperdonable miopía por parte de la dirigencia empresarial. La pérdida de biodiversidad –derivada de la destrucción de especies individuales, ecosistemas enteros e incluso recursos genéticos– no es sólo una cuestión ambiental; también es una amenaza al desarrollo, la seguridad y la prosperidad económica de todo el mundo. Productos como el café, el algodón y muchos otros dependen de la existencia de ecosistemas fuertes y funcionales y de un nivel mínimo de biodiversidad. La degradación del medioambiente aumenta la probabilidad de migraciones forzadas, conflictos por recursos y una variedad de otros hechos que trastornan en forma directa e indirecta la economía y el comercio internacional.

Según una estimación citada en el Informe Global de Riesgos de este año, el valor anual de las contribuciones que hace la naturaleza a la humanidad –en la forma de alimentos, purificación del agua, polinización, protección contra inundaciones, etc.– asciende a 125 billones de dólares, aproximadamente dos tercios más que el PIB global. Por eso el Foro concluye que la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas son dos amenazas más probables y potencialmente más perjudiciales para los negocios que la mayoría de las otras amenazas globales.

Felizmente, el pasado noviembre, antes de la 14.ª reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD COP14), los participantes en el Foro sobre Empresas y Biodiversidad reconocieron la “necesidad urgente de una mayor ambición colectiva de detener y revertir la pérdida de biodiversidad”.

Con ese objetivo, cada vez más empresas se han comprometido a emprender esa acción colectiva. Muchas, por ejemplo, han firmado el compromiso empresarial mundial con la biodiversidad propuesto en la reunión del Convenio celebrada en México en 2016. Y el pasado julio, diversas empresas reunidas en Francia enumeraron medidas concretas que están tomando para proteger la biodiversidad, como parte de la iniciativa Act4Nature.

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Estas empresas que incorporan la biodiversidad a las estrategias de crecimiento globales y respaldan los objetivos fijados por la comunidad internacional están ayudando a sentar las bases para la próxima reunión del Convenio (CBD COP15), que se celebrará en Beijing el año entrante, donde los representantes allí reunidos fijarán los objetivos globales de biodiversidad para la próxima década.

Los ejemplos de compromiso empresarial con la biodiversidad son variados. Por ejemplo, AXA Insurance Company está elaborando formas de incluir la pérdida de biodiversidad en sus cálculos de riesgo financiero, lo que ayudará a canalizar las inversiones hacia proyectos que preserven o refuercen los ecosistemas. La empresa francesa de cosméticos L’Oréal se comprometió a que en 2020 ninguno de sus productos incluya ingredientes vinculados con la deforestación.

Aquellos que quieran incorporar la biodiversidad en sus procesos de toma de decisiones hallarán una variedad de propuestas con respaldo empírico en los últimos informes de evaluación regionales de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES). Y en su próxima sesión plenaria que tendrá lugar en mayo, la IPBES publicará la primera evaluación global de biodiversidad y servicios ecosistémicos desde la histórica Evaluación de Ecosistemas del Milenio en 2005. El nuevo informe pondrá mucho más énfasis en el papel que todos los tomadores de decisiones, incluidos los empresariales, deben cumplir en la protección de la biodiversidad.

La evidencia científica y la opinión de los expertos es inequívoca: las actividades humanas están cambiando el clima de la Tierra y destruyendo los recursos naturales y ecosistemas de los que dependemos. Empresas, gobiernos y miembros de la sociedad civil –incluidos los pueblos indígenas y las comunidades locales– tienen el deber de reducir y revertir este daño.

Pero aunque es una tarea en la que tenemos que participar todos, el sector privado en particular debe esforzarse más en proteger los sistemas naturales y ayudar a definir el futuro que queremos. Para eso se necesitarán dirigentes empresariales con una visión que trascienda los informes de ganancias trimestrales.

Los clientes de las empresas en todo el mundo están cada vez más preocupados por las consecuencias a gran escala de la producción y el consumo. El modo tradicional de hacer negocios no puede continuar, y los dirigentes empresariales que lo comprendan pueden ser los heraldos de un futuro doblemente mejor: para las ganancias de sus empresas y para la naturaleza que compartimos.

Traducción: Esteban Flamini

https://prosyn.org/HgV9St7es