LONDRES – Recién llegado a Londres desde América Latina, hace poco les comenté a unos amigos británicos que la política local –con sus políticos grandilocuentes, retórica acalorada, populismo endémico y líderes que ponen su partido por sobre el país– me hacía sentir muy en casa. Su evidente incomodidad me sugirió que sería mejor no repetir la broma.
LONDRES – Recién llegado a Londres desde América Latina, hace poco les comenté a unos amigos británicos que la política local –con sus políticos grandilocuentes, retórica acalorada, populismo endémico y líderes que ponen su partido por sobre el país– me hacía sentir muy en casa. Su evidente incomodidad me sugirió que sería mejor no repetir la broma.