BERLÍN – De regreso a Europa recientemente después de un viaje de seis días a Estados Unidos, me pregunté por primera vez, mientras leía lo que escribía la prensa sobre la reciente crisis irlandesa, si el euro –y por ende la Unión Europea- tenía posibilidades de sucumbir. Esto podría suceder porque, en el largo plazo, la UE no podrá sobrellevar sus conflictos de intereses y el proceso resultante de “renacionalización” en todos los estados miembro sin sufrir un daño grave.
BERLÍN – De regreso a Europa recientemente después de un viaje de seis días a Estados Unidos, me pregunté por primera vez, mientras leía lo que escribía la prensa sobre la reciente crisis irlandesa, si el euro –y por ende la Unión Europea- tenía posibilidades de sucumbir. Esto podría suceder porque, en el largo plazo, la UE no podrá sobrellevar sus conflictos de intereses y el proceso resultante de “renacionalización” en todos los estados miembro sin sufrir un daño grave.