WASHINGTON, D.C. – Con el derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto, cuyo régimen estaba considerado ampliamente uno de los más estables de la región hasta hace poco, y el coronel Muamar el Gadafi aferrándose al poder en Libia, no se ve en lontananza un claro fin de la agitación que está barriendo el mundo árabe. Las protestas ya han derribado gobiernos en Túnez y Egipto y han dejado a otros países obligados a afrontar un descontento generalizado.
WASHINGTON, D.C. – Con el derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto, cuyo régimen estaba considerado ampliamente uno de los más estables de la región hasta hace poco, y el coronel Muamar el Gadafi aferrándose al poder en Libia, no se ve en lontananza un claro fin de la agitación que está barriendo el mundo árabe. Las protestas ya han derribado gobiernos en Túnez y Egipto y han dejado a otros países obligados a afrontar un descontento generalizado.