NUEVA YORK – Los debates sobre el futuro de la educación superior en el mundo comienzan a ser escenario de una simetría sorprendente. Por un lado, aumenta la preocupación respecto de que Estados Unidos y muchos países europeos no estén preparando suficientes graduados universitarios en los campos que impulsarán la “economía del conocimiento” en el siglo XXI, por ejemplo la ingeniería y la tecnología de la información. Este temor ha llevado a circunscribir el concepto de educación a la adquisición de habilidades prácticas.
NUEVA YORK – Los debates sobre el futuro de la educación superior en el mundo comienzan a ser escenario de una simetría sorprendente. Por un lado, aumenta la preocupación respecto de que Estados Unidos y muchos países europeos no estén preparando suficientes graduados universitarios en los campos que impulsarán la “economía del conocimiento” en el siglo XXI, por ejemplo la ingeniería y la tecnología de la información. Este temor ha llevado a circunscribir el concepto de educación a la adquisición de habilidades prácticas.