NEWPORT BEACH - A juzgar por el nerviosismo de los mercados y "las expectativas de consenso", las perspectivas económicas de Estados Unidos son confusas. Un día, el país está al borde de una recesión de doble caída, y al siguiente está a punto de una potente recuperación, impulsada por consumidores fuertes y multinacionales de origen local que comienzan a desplegar, por fin, sus enormes reservas de efectivo. En el proceso, los mercados empujan a los inversionistas a una salvaje montaña rusa, en que la crisis europea (plagada de todavía más confusión y volatilidad) no hace más que agravar su mareo.
NEWPORT BEACH - A juzgar por el nerviosismo de los mercados y "las expectativas de consenso", las perspectivas económicas de Estados Unidos son confusas. Un día, el país está al borde de una recesión de doble caída, y al siguiente está a punto de una potente recuperación, impulsada por consumidores fuertes y multinacionales de origen local que comienzan a desplegar, por fin, sus enormes reservas de efectivo. En el proceso, los mercados empujan a los inversionistas a una salvaje montaña rusa, en que la crisis europea (plagada de todavía más confusión y volatilidad) no hace más que agravar su mareo.