NUEVA YORK – Sin lugar a duda, el cambio climático es el desafío que define a nuestra época, pero sus efectos no se distribuyen equitativamente. Tanto en los países desarrollados como en los en desarrollo, la degradación ambiental afecta desproporcionadamente a las comunidades marginadas por motivos de raza, etnicidad, religión y pobreza. Muchas veces esas mismas comunidades ya están padeciendo desigualdades sistémicas, como la escasez hídrica y una mayor exposición a la contaminación y condiciones climáticas extremas, todos ellos exacerbados por la crisis climática.
NUEVA YORK – Sin lugar a duda, el cambio climático es el desafío que define a nuestra época, pero sus efectos no se distribuyen equitativamente. Tanto en los países desarrollados como en los en desarrollo, la degradación ambiental afecta desproporcionadamente a las comunidades marginadas por motivos de raza, etnicidad, religión y pobreza. Muchas veces esas mismas comunidades ya están padeciendo desigualdades sistémicas, como la escasez hídrica y una mayor exposición a la contaminación y condiciones climáticas extremas, todos ellos exacerbados por la crisis climática.