SEATTLE – Imagínese una pequeña granja, bajo un cielo abrasador. Una intensa sequía se abate sobre la región circundante, las previsiones para la próxima cosecha son sombrías, y el sistema financiero no tiene capacidad para ayudar a los granjeros a superar el trance. Esta descripción se corresponde con la situación actual del sur de África, azotado por una sequía extraordinaria. Casualmente, también describe la situación en el este de Nebraska en tiempos de las grandes tormentas de polvo (el fenómeno denominado Dust Bowl) a principios de los años treinta (un período que mi familia experimentó en carne propia).
SEATTLE – Imagínese una pequeña granja, bajo un cielo abrasador. Una intensa sequía se abate sobre la región circundante, las previsiones para la próxima cosecha son sombrías, y el sistema financiero no tiene capacidad para ayudar a los granjeros a superar el trance. Esta descripción se corresponde con la situación actual del sur de África, azotado por una sequía extraordinaria. Casualmente, también describe la situación en el este de Nebraska en tiempos de las grandes tormentas de polvo (el fenómeno denominado Dust Bowl) a principios de los años treinta (un período que mi familia experimentó en carne propia).