NUEVA YORK – La relación entre la política y la economía está cambiando. Los políticos de los países avanzados están trabados en conflictos absurdos y a menudo tóxicos, en vez de seguir las recomendaciones de cada vez más economistas que coinciden en el modo de poner fin a este largo período de crecimiento escaso y desigual. Hay que revertir la tendencia antes de que paralice estructuralmente al mundo avanzado (y se engulla también a las economías emergentes).
NUEVA YORK – La relación entre la política y la economía está cambiando. Los políticos de los países avanzados están trabados en conflictos absurdos y a menudo tóxicos, en vez de seguir las recomendaciones de cada vez más economistas que coinciden en el modo de poner fin a este largo período de crecimiento escaso y desigual. Hay que revertir la tendencia antes de que paralice estructuralmente al mundo avanzado (y se engulla también a las economías emergentes).