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Un presidente en el banquillo

NUEVA YORK –  En cierto modo, el revuelo causado por la decisión del Tribunal Penal Internacional (TPI) de procesar al Presidente del Sudán, Omar al-Bashir, por crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad en Darfur es una sorpresa. Al fin y al cabo, el Tribunal no dispone de medios propios para detener a nadie en el Sudán y mucho menos a un Jefe de Estado que es el comandante de las fuerzas armadas. Tampoco existe posibilidad alguna de que alguien intervenga en el Sudán para hacerlo. Si bien el fiscal jefe del TPI, Luis Moreno Ocampo, ha expresado su confianza en que Bashir será llevado ante la justicia, no está claro cómo se hará, pero podría suceder.

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