CAMBRIDGE: Atrapado por una inflación creciente derivada de los precios del petróleo y un dólar muy fuerte, el Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a elevar las tasas de interés. Y lo hará de nuevo. El crecimiento es maravilloso; la inflación es mala. Un banco central no puede evitar una decisión: debe recuperar la estabilidad en los precios aun si ello significa sacrificar el crecimiento. Esto es lo que depara el futuro, a menos de que una recuperación del euro traiga un alivio repentino. Pero, ¿acaso es realista esperar que se recupere una moneda que ha estado sitiada desde que nació?
CAMBRIDGE: Atrapado por una inflación creciente derivada de los precios del petróleo y un dólar muy fuerte, el Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a elevar las tasas de interés. Y lo hará de nuevo. El crecimiento es maravilloso; la inflación es mala. Un banco central no puede evitar una decisión: debe recuperar la estabilidad en los precios aun si ello significa sacrificar el crecimiento. Esto es lo que depara el futuro, a menos de que una recuperación del euro traiga un alivio repentino. Pero, ¿acaso es realista esperar que se recupere una moneda que ha estado sitiada desde que nació?