MÚNICH – Bajo considerable presión externa, los países de la eurozona alcanzados por la crisis se han decidido, por fin, a hacer dolorosos recortes en sus presupuestos fiscales, mediante reducciones de salarios y despidos de empleados públicos, que buscan llevar a niveles tolerables las necesidades de financiación futuras.
MÚNICH – Bajo considerable presión externa, los países de la eurozona alcanzados por la crisis se han decidido, por fin, a hacer dolorosos recortes en sus presupuestos fiscales, mediante reducciones de salarios y despidos de empleados públicos, que buscan llevar a niveles tolerables las necesidades de financiación futuras.