WASHINGTON, DC – El pasado 2 de agosto, el presidente Barack Obama consiguió a duras penas la aprobación de una ley presupuestaria para los EE. UU., que combina un aumento del límite legal de la deuda pública con una reducción del gasto federal; así se eludió el riesgo de caer en la primera cesación de pagos en los 224 años de historia de los Estados Unidos. Pero el acuerdo alcanzado tiene tres grandes defectos. Dos de ellos se compensan entre sí, pero el tercero es una amenaza para lo que más necesitarán los Estados Unidos en los años venideros: crecimiento económico.
WASHINGTON, DC – El pasado 2 de agosto, el presidente Barack Obama consiguió a duras penas la aprobación de una ley presupuestaria para los EE. UU., que combina un aumento del límite legal de la deuda pública con una reducción del gasto federal; así se eludió el riesgo de caer en la primera cesación de pagos en los 224 años de historia de los Estados Unidos. Pero el acuerdo alcanzado tiene tres grandes defectos. Dos de ellos se compensan entre sí, pero el tercero es una amenaza para lo que más necesitarán los Estados Unidos en los años venideros: crecimiento económico.