LIUBLIANA – Hacia fines de abril de 2022, cuando se cumplían apenas dos meses desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, el mundo se volvió consciente de un profundo cambio en el significado de esta guerra para el futuro. Ya nada queda del sueño de una resolución rápida. Extrañamente, la guerra ya se «normalizó»; se acepta como un proceso que continuará en forma indefinida. El temor a una escalada repentina y dramática acechará nuestra vida cotidiana. En Suecia y en otros lugares, al parecer las autoridades han comenzado a aconsejar a la población que acumule provisiones como para hacer frente a una situación de guerra.
LIUBLIANA – Hacia fines de abril de 2022, cuando se cumplían apenas dos meses desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, el mundo se volvió consciente de un profundo cambio en el significado de esta guerra para el futuro. Ya nada queda del sueño de una resolución rápida. Extrañamente, la guerra ya se «normalizó»; se acepta como un proceso que continuará en forma indefinida. El temor a una escalada repentina y dramática acechará nuestra vida cotidiana. En Suecia y en otros lugares, al parecer las autoridades han comenzado a aconsejar a la población que acumule provisiones como para hacer frente a una situación de guerra.