TOKIO – La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania nos llevó a quienes habitamos en el Indopacífico a preguntarnos si hay poblemas ocultos o claramente enconados aquí que también puedan conducir a una guerra declarada. Después de la histérica respuesta ante la visita a Taiwán en agosto de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., la respuesta queda demasiado clara. Desde el Hindukush al mar de la China meridional y al paralelo 38 en la península coreana, al Indopacífico no le faltan antagonismos históricos profundos y falsos reclamos de soberanía que podrían explotar y convertirse en conflictos sin previo aviso.
TOKIO – La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania nos llevó a quienes habitamos en el Indopacífico a preguntarnos si hay poblemas ocultos o claramente enconados aquí que también puedan conducir a una guerra declarada. Después de la histérica respuesta ante la visita a Taiwán en agosto de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., la respuesta queda demasiado clara. Desde el Hindukush al mar de la China meridional y al paralelo 38 en la península coreana, al Indopacífico no le faltan antagonismos históricos profundos y falsos reclamos de soberanía que podrían explotar y convertirse en conflictos sin previo aviso.