NUEVA YORK – La xenofobia y el extremismo son síntomas de sociedades que padecen una crisis profunda. En 2012, la organización de extrema derecha “Amanecer Dorado” obtuvo 21 escaños en las elecciones legislativas de Grecia, el derechista Jobbik ganó terreno en mi país natal, Hungría, y el Frente Nacional de Marine Le Pen recibió un fuerte respaldo en las elecciones presidenciales de Francia. Un apoyo en aumento a fuerzas similares en toda Europa apunta a una conclusión ineludible: la prolongada crisis financiera del continente está creando una crisis de valores que ahora amenaza a la propia Unión Europea.
NUEVA YORK – La xenofobia y el extremismo son síntomas de sociedades que padecen una crisis profunda. En 2012, la organización de extrema derecha “Amanecer Dorado” obtuvo 21 escaños en las elecciones legislativas de Grecia, el derechista Jobbik ganó terreno en mi país natal, Hungría, y el Frente Nacional de Marine Le Pen recibió un fuerte respaldo en las elecciones presidenciales de Francia. Un apoyo en aumento a fuerzas similares en toda Europa apunta a una conclusión ineludible: la prolongada crisis financiera del continente está creando una crisis de valores que ahora amenaza a la propia Unión Europea.