OXFORD – El 31 julio de 2020, mi departamento en la Universidad de Oxford organizó un seminario por Zoom con la participación de varios científicos de renombre internacional. La sesión era principalmente para el cuerpo docente interno, pero, debido a la práctica inspirada por la pandemia de difundir lo más posible los hallazgos científicos, también habíamos invitado a otros investigadores y miembros del público interesados. Cuando llegó mi turno para hablar, abrí mi PowerPoint e inmediatamente empecé a recibir mensajes violentos en la ventana de chat. Cito uno textualmente: «PEDAZO DE MIERDA, VETE AL CARAJO, OVEJITA DE MIERDA, NUEVO ORDEN MUNDIAL PEDAZO DE MIERDA».
OXFORD – El 31 julio de 2020, mi departamento en la Universidad de Oxford organizó un seminario por Zoom con la participación de varios científicos de renombre internacional. La sesión era principalmente para el cuerpo docente interno, pero, debido a la práctica inspirada por la pandemia de difundir lo más posible los hallazgos científicos, también habíamos invitado a otros investigadores y miembros del público interesados. Cuando llegó mi turno para hablar, abrí mi PowerPoint e inmediatamente empecé a recibir mensajes violentos en la ventana de chat. Cito uno textualmente: «PEDAZO DE MIERDA, VETE AL CARAJO, OVEJITA DE MIERDA, NUEVO ORDEN MUNDIAL PEDAZO DE MIERDA».