LONDRES – “No todo lo que se puede contar cuenta, ni todo lo que cuenta se puede contar”. Este antiguo adagio es particularmente pertinente si miramos al 2020 y después. Parte de la reacción popular contra las elites políticas y empresarias puede deberse, simplemente, a que la gente siente que las elites no están realmente concentradas en lo que le importa a la gente. Pero si bien la obsesión maníaca de maximizar la producción y las ganancias del mercado ahora está en tela de juicio, todavía no tenemos una visión clara de cuál podría ser un sustituto relevante.
LONDRES – “No todo lo que se puede contar cuenta, ni todo lo que cuenta se puede contar”. Este antiguo adagio es particularmente pertinente si miramos al 2020 y después. Parte de la reacción popular contra las elites políticas y empresarias puede deberse, simplemente, a que la gente siente que las elites no están realmente concentradas en lo que le importa a la gente. Pero si bien la obsesión maníaca de maximizar la producción y las ganancias del mercado ahora está en tela de juicio, todavía no tenemos una visión clara de cuál podría ser un sustituto relevante.