WASHINGTON, DC – En 2017, la palabra corrupción se convirtió en sinónimo de política en casi todos los continentes, y enmarcó la acción gubernamental en países tan diferentes como China, Arabia Saudita y Brasil. La corrupción y los escándalos relacionados derribaron a presidentes y primeros ministros, inhabilitaron a dirigentes políticos opositores, e impulsaron revueltas “populistas” en todo el mundo. Nuestra era actual de turbulencia política no se puede entender si no se tiene en cuenta la inconducta sistemática de los funcionarios.
WASHINGTON, DC – En 2017, la palabra corrupción se convirtió en sinónimo de política en casi todos los continentes, y enmarcó la acción gubernamental en países tan diferentes como China, Arabia Saudita y Brasil. La corrupción y los escándalos relacionados derribaron a presidentes y primeros ministros, inhabilitaron a dirigentes políticos opositores, e impulsaron revueltas “populistas” en todo el mundo. Nuestra era actual de turbulencia política no se puede entender si no se tiene en cuenta la inconducta sistemática de los funcionarios.