TOKIO – Tailandia, la economía más desarrollada y compleja del Asia sudoriental, se tambalea al borde del abismo político. Sin embargo, la mayor parte del resto de Asia parece estar apartando la vista de los disturbios actuales, cada vez más anárquicos. Esa indiferencia no sólo es absurda, sino también peligrosa. Ahora las democracias de Asia se arriesgan a tener que afrontar la misma y peliaguda pregunta que los Estados Unidos cuando Mao Zedong avanzaba hacia Beijing y de nuevo cuando el Ayatolá Ruhollah Jomeini derribó al Shah en el Irán. Tendrán que preguntarse: ¿quién perdió a Tailandia?
TOKIO – Tailandia, la economía más desarrollada y compleja del Asia sudoriental, se tambalea al borde del abismo político. Sin embargo, la mayor parte del resto de Asia parece estar apartando la vista de los disturbios actuales, cada vez más anárquicos. Esa indiferencia no sólo es absurda, sino también peligrosa. Ahora las democracias de Asia se arriesgan a tener que afrontar la misma y peliaguda pregunta que los Estados Unidos cuando Mao Zedong avanzaba hacia Beijing y de nuevo cuando el Ayatolá Ruhollah Jomeini derribó al Shah en el Irán. Tendrán que preguntarse: ¿quién perdió a Tailandia?