MOSCÚ – Por generaciones, la televisión ha ocupado un lugar prominente en los hogares rusos. Para muchos, relajarse viendo las noticias tras un largo día de trabajo es una rutina cotidiana. Se puede gritar a la cara de quienes estén en pantalla, pero sin embargo la gente sigue pegada a ella. En la era soviética, las estaciones mentían descaradamente en los seis canales; hoy mienten con más descaro todavía, y en muchos más canales.
MOSCÚ – Por generaciones, la televisión ha ocupado un lugar prominente en los hogares rusos. Para muchos, relajarse viendo las noticias tras un largo día de trabajo es una rutina cotidiana. Se puede gritar a la cara de quienes estén en pantalla, pero sin embargo la gente sigue pegada a ella. En la era soviética, las estaciones mentían descaradamente en los seis canales; hoy mienten con más descaro todavía, y en muchos más canales.