LONDRES – El mundo pronto será testigo de una prueba de voluntades histórica entre China y Estados Unidos, dos superpotencias cuyos líderes se consideran supremos. En lo inmediato, será una batalla por el comercio. Pero también está en juego el liderazgo estratégico del este de Asia y, llegado el caso, del orden internacional. Tal como están dadas las cosas, China tiene una posición más fuerte de lo que muchos piensan. El interrogante es si el presidente chino, Xi Jinping, se sentirá lo suficientemente confiado o tendrá la suficiente valentía como para querer demostrarlo.
LONDRES – El mundo pronto será testigo de una prueba de voluntades histórica entre China y Estados Unidos, dos superpotencias cuyos líderes se consideran supremos. En lo inmediato, será una batalla por el comercio. Pero también está en juego el liderazgo estratégico del este de Asia y, llegado el caso, del orden internacional. Tal como están dadas las cosas, China tiene una posición más fuerte de lo que muchos piensan. El interrogante es si el presidente chino, Xi Jinping, se sentirá lo suficientemente confiado o tendrá la suficiente valentía como para querer demostrarlo.