Las respuestas al llamado de los Estados Unidos por la democracia en el Medio Oriente han sido tibias en el mejor de los casos. Los gobiernos árabes se sienten provocados por el Presidente George W. Bush, sobre todo porque anunció su iniciativa con pocas consultas regionales. Para tratar de adelantarse a las acciones estadounidenses, Egipto apoyó una contrapropuesta, la Declaración de Alejandría, en una cumbre de la Liga Arabe que se celebró en mayo pasado, a la que siguió el reciente anuncio del Presidente Hosni Mubarak en el sentido de que permitirá que los candidatos de oposición busquen la presidencia. ¿Se trata de una táctica dilatoria más o de una apertura a reformas verdaderas?
Las respuestas al llamado de los Estados Unidos por la democracia en el Medio Oriente han sido tibias en el mejor de los casos. Los gobiernos árabes se sienten provocados por el Presidente George W. Bush, sobre todo porque anunció su iniciativa con pocas consultas regionales. Para tratar de adelantarse a las acciones estadounidenses, Egipto apoyó una contrapropuesta, la Declaración de Alejandría, en una cumbre de la Liga Arabe que se celebró en mayo pasado, a la que siguió el reciente anuncio del Presidente Hosni Mubarak en el sentido de que permitirá que los candidatos de oposición busquen la presidencia. ¿Se trata de una táctica dilatoria más o de una apertura a reformas verdaderas?