MADRID – El final de cualquier año insta, invariablemente, a hacer balance y 2012 ha sido, sin duda, un año pródigo en eventos: los dramáticos acontecimientos en Oriente Medio, el cambio de liderazgo en China, y la sombra del precipicio fiscal americano. Acontecimientos todos ellos de gran transcendencia aunque no siempre acaparen el interés popular. Esta observación es aplicable especialmente al doloroso e insoportablemente prolongado –aún en curso- proceso para salvar el euro.
MADRID – El final de cualquier año insta, invariablemente, a hacer balance y 2012 ha sido, sin duda, un año pródigo en eventos: los dramáticos acontecimientos en Oriente Medio, el cambio de liderazgo en China, y la sombra del precipicio fiscal americano. Acontecimientos todos ellos de gran transcendencia aunque no siempre acaparen el interés popular. Esta observación es aplicable especialmente al doloroso e insoportablemente prolongado –aún en curso- proceso para salvar el euro.