NUEVA YORK – Hace mucho tiempo, escribí sobre el pionero de Internet Julf Helsingius, que dirigió un precursor de WikiLeaks llamado anon.penet.fi. Como dije entonces: “El anonimato en sí no debería ser ilegal. Existen suficientes buenas razones para que la gente sea anónima como para que esté permitido –al menos en algunos lugares de la web (como en la vida real)”.
NUEVA YORK – Hace mucho tiempo, escribí sobre el pionero de Internet Julf Helsingius, que dirigió un precursor de WikiLeaks llamado anon.penet.fi. Como dije entonces: “El anonimato en sí no debería ser ilegal. Existen suficientes buenas razones para que la gente sea anónima como para que esté permitido –al menos en algunos lugares de la web (como en la vida real)”.