MADRID – Hace tiempo que la imagen se ha hecho familiar: Estados Unidos y China presentadas como dos fuerzas en permanente colisión, pugnando por la supremacía global. En la tecnología, en el comercio, en el ámbito militar, en el ciberespacio o incluso en el espacio exterior, la rivalidad entre estas dos potencias es más que patente y, sin duda, definirá la trayectoria de la humanidad en el siglo XXI. Pero el mundo no es solo cosa de dos, y representar nuestra caleidoscópica realidad en blanco y negro es más propio de épocas ya superadas.
MADRID – Hace tiempo que la imagen se ha hecho familiar: Estados Unidos y China presentadas como dos fuerzas en permanente colisión, pugnando por la supremacía global. En la tecnología, en el comercio, en el ámbito militar, en el ciberespacio o incluso en el espacio exterior, la rivalidad entre estas dos potencias es más que patente y, sin duda, definirá la trayectoria de la humanidad en el siglo XXI. Pero el mundo no es solo cosa de dos, y representar nuestra caleidoscópica realidad en blanco y negro es más propio de épocas ya superadas.